ESTOCOLMO.— El francés Serge Haroche y el estadounidense David Wineland ganaron el Premio Nobel de Física 2012 por inventar y desarrollar métodos para observar las diminutas partículas cuánticas conservando sus propiedades.

La investigación en este campo ha llevado a la construcción de relojes super precisos y ayudado a científicos a dar los primeros pasos para construir computadoras superveloces.

La Real Academia Sueca informó que los dos científicos fueron distinguidos “por innovadores métodos experimentales que permiten la medición y manipulación de sistemas cuánticos individuales”.

Haroche y Wineland, ambos de 68 años, trabajan por separado en el campo de la óptica cuántica, que se refiere a la interacción entre la luz y la materia. Una partícula cuántica es aquella que está aislada de todo lo demás. En esta situación, un átomo, electrón o fotón adopta extrañas propiedades. Por ejemplo, puede estar dos veces en el mismo lugar o comportarse como una onda. Sin embargo estas propiedades cambian instantáneamente al interactuar con algo más, como cuando alguien la observa.

Esto ha permitido que se den los primeros pasos hacia la creación de una nueva clase de computadores superveloces con base en la física cuántica”, dijo la academia. Así como a la construcción de relojes de extrema precisión que podrían ser la base futura de un nuevo parámetro de tiempo.

La sorpresa

Haroche (nacido en Casablanca, Marruecos en 1944), profesor del Colegio de Francia y la Escuela Normal Superior en París, estaba en la calle al conocer la noticia. “No vi venir el premio. Me veía sólo como uno de los candidatos. Hay tanta gente que lo merece. No me lo esperaba. Es una sorpresa maravillosa”.

En conferencia de prensa desde París, el científico aseguró que con la física cuántica se pueden crear computadoras inimaginablemente veloces. “Pueden hacerse cosas que están prohibidas por las leyes clásicas de la física”.

El especialista en óptica cuántica y en ciencias de la información cuántica, quien está casado y tiene dos hijos, atesora una larga carrera como docente, por lo que recordó que “la investigación premiada es el fruto de muchos años de trabajo (…) en equipo” y animó a las nuevas generaciones a interesarse por la ciencia.

“Es esencial atraer a los jóvenes brillantes hacia las carreras científicas, de investigación fundamental. Pero no llevarles a una trampa, sino a una carrera que les permita tener una vida normal”, para lo que hay que “simplificar burocracia y evitar que los jóvenes dediquen demasiado tiempo a buscar dinero para investigar y menos a sus trabajos científicos”.

Mientras que David Wineland (nacido en Milwaukee, Wisconsin, EU, en 1944), físico del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de la Universidad de Colorado, estaba dormido cuando le llamaron por teléfono desde Estocolmo.

Su esposa fue quien contestó la llamada y luego . Wineland dijo que la noticia era abrumadora y maravillosa. El científico estadounidense es miembro de la Sociedad Americana de Físicas, de la Sociedad Americana de Óptica, y pertenece desde 1992 a la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos.

Los experimentos

Wineland logró capturar iones en su laboratorio en Boulder (Colorado) controlándolos y midiéndolos mediante fotones o partículas de luz, gracias sobre todo a su dominio del uso de rayos láser.

Su colega francés siguió el camino inverso en su laboratorio de París: controló y midió fotones capturados, enviando átomos a través de una trampa.

El grupo de Wineland fue el primero en el mundo en demostrar una operación cuántica con dos bits cuánticos, el primer paso para pensar, a pesar de los retos prácticos que supone, en la posibilidad de que algún día se pueda construir un ordenador cuántico.

Ese nuevo ordenador, mucho más veloz, cambiaría la vida “de la misma forma radical que los ordenadores clásicos transformaron nuestra vida en el siglo pasado”, según la Real Academia de las Ciencias.

Fue también el equipo de investigadores dirigido por Wineland el primero en usar iones en una trampa para construir un reloj cien veces más preciso que los relojes atómicos basados en cesio que constituyen el estándar de tiempo actual.

Mientras estos operan en el campo de las microondas, los relojes de iones usan partículas de luz, de ahí su nombre: relojes ópticos.

Ambos científicos se repartirán los 8 millones de coronas suecas (unos 930 mil euros).

EL UNIVERSAL

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