Surreal TrumpDurante esta semana, en Washington comenzaron a asentarse la normalidad y la rutina de una presidencia que ha desplazado los límites de lo aceptable.

Para Trump, el anuncio de que la economía ha producido 235,000 empleos desde que entró la nueva administración, ha sido una noticia positiva, que ha sido elogiada en los portales de la derecha como un paso hacia la recuperación de la grandeza de EUA.

Comentó Sean Spicer, el Secretario de Prensa de turno, que estas estadísticas sí han sido de verdad. (Aparentemente las estadísticas que se produjeron bajo la administración de Barack Obama no lo fueron, implicó Spicer).

Mientras tanto, el Congreso ha comenzado a desarmar el sistema de salud conocido como Obamacare. También buscan desarticular (reformar dicen ellos) Medicaid, o asistencia médica para los necesitados. Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes y el hombre manejando el cambio, se ha negado a decir cuántos millones de estadounidenses se quedarán sin seguro cuando concluyan las labores.

Algunos activistas han pedido al Congreso que de a todos los ciudadanos el mismo seguro que tienen los congresistas. Parecería una buena idea, pero en los círculos de poder no muchos le están prestando atención.

Mientras tanto siguen pendientes en la capital varias acusaciones, que en su momento sacudieron la capital, pero ahora cada día parecen importar menos.

Sobre Rusia. La discusión centra en dos aspectos. Por un lado, si hackeros rusos lograron afectar el resultado electoral a favor de Trump. Los demócratas aseguran que tal ha sido el caso y que es posible que haya sido ésta la razón de su debacle en noviembre, y no las debilidades de Hillary Clinton como candidata.. Los republicanos descartan.

También sobre Rusia, varios funcionarios nombrados por Trump han tenido reuniones con funcionarios del gobierno de Putin y por una u otra razón no informaron sobre ellas. Los demócratas y algunos sectores de la prensa gritan “agente, espías, etc.”.

En el fondo se esconde las intenciones, artculadas en diversos momentos, de la administración de cambiar su orientación hacia Rusia — el curso de creciente enfrentamiento que impulsaron Obama y su Departamento de Estado. Ello significaría un cambio geopolítico de dimensiones históricas.

Igualmente, Trump lanzó no hace mucho acusaciones de que había tenido lugar un fraude electoral masivo en varios estados. Otra acusación sumamente seria que en su momento acaparó titulares. Pero ya no se dice mucho al respecto. 

Como tampoco se dice mucho sobre las acusaciones de Trump de que Barack Obama había ordenado que le intervinieran las comunicaciones. Acusación igualmente explosiva y sin precedente. Ocupó titulares durante unos días. Pero hasta ahí llegó.

Sobre el Departamento de Justicia, durante esta semana se exigieron las dimisiones de fiscales nombrados por la administración anterior. Y así va tomando la forma que le quiere dar la nueva dirección.

Y mientras la administración seguía inspirando las imaginaciones de humoristas, como el programa Saturday Night Live en NBC News, millones de personas sin documentos vivían una pesadilla de incertidumbre sobre persecución y posibles deportaciones que pondrían patas arriba sus vidas.

Este es el balance de otra semana de la Era Trump, en que la normalidad es algo que solo hace dos meses se habría considerado impensable.

Surreal.

Otra semana que pasó en EUA.

Carlos F. Torres, Director El Molino Online

 

Carlos F. Torres
Director, El Molino Online
Atlanta, GA, 3/12/2017