SURVIVAL INTERNATIONAL, Septiembre 25, 2017 — Un nuevo y minucioso informe de Survival International saca a la luz los generalizados y extendidos abusos cometidos contra los derechos humanos en la cuenca del Congo por parte de guardaparques financiados por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y otras grandes organizaciones conservacionistas.
El informe documenta graves casos de abusos en Camerún, la República del Congo y la República Centroafricana, perpetrados entre 1989 y la actualidad por guardaparques financiados y equipados por WWF y Wildlife Conservation Society (WCS), organización vinculada con el zoo del Bronx en Nueva York.
El informe enumera más de 200 casos de abusos desde 1989, incluidos atropellos tan atroces como derramar cera ardiendo sobre la piel, palizas y mutilaciones con machetes al rojo vivo. Es probable que estos hechos sean solo una pequeña parte del panorama real de sistemática y continua violencia, arrestos, palizas, torturas e incluso muerte.
Además de episodios tan crueles como estos, el informe también documenta formas de acoso que se han convertido en parte de la vida cotidiana para muchas personas, como las amenazas y la destrucción de alimentos, herramientas y pertenencias personales.
Lee aquí el informe completo (en inglés).
Además de Survival, durante las últimas tres décadas numerosos expertos independientes y otras ONG también han mostrado su preocupación sobre estos abusos. Entre ellas se encuentran Greenpeace, Oxfam, UNICEF, Global Witness, Forest Peoples Programme e investigadores especialistas de la University College de Londres, la Universidad de Oxford, la Universidad de Durham y la Universidad de Kent.
WWF y WCS se han asociado incluso con varias empresas madereras, a pesar de las pruebas de que sus actividades son insostenibles y de que no han obtenido el consentimiento de los pueblos indígenas, como requiere el derecho internacional y tal y como estas organizaciones declaran en sus propias políticas.
“Un guardaparques me pidió que me arrodillara. Yo respondí: ‘Eso nunca, nunca lo haría’. Y me dijo: ‘Si no te arrodillas te golpearé”, contó un hombre bayaka.
En otro testimonio, una mujer baka dijo: “Me llevaron hasta el medio del camino y me ataron las manos con una cuerda de goma. Me pusieron las manos tras la espalda y me cortaron con su machete”.
Otro relato estremecedor es el de una mujer bayaka que declaró: “Empezaron a golpearme por todo el cuerpo (…) Tenía a mi bebé conmigo. Había nacido solo tres días antes”.
Los pueblos indígenas han gestionado y cuidado sus entornos naturales durante miles de años. Sus tierras no son “vírgenes” o “inexploradas”. Las pruebas demuestran que los pueblos indígenas cuidan su medioambiente mejor que nadie.
Pero grandes organizaciones conservacionistas como WWF están asociándose con la industria y el turismo y destruyendo a los mejores aliados del medioambiente. Ahora se acusa a los pueblos indígenas y tribales de “furtivos” porque cazan para alimentar a sus familias. Y se enfrentan a arrestos y palizas, tortura y muerte, mientras se fomenta la caza mayor (o caza de trofeos) entre los que pagan por ella.
El director de Survival International, Stephen Corry, ha declarado:
“Este impactante informe expone, con detalle, el abuso y la persecución que la ‘conservación de la naturaleza’ ha causado a los pueblos indígenas y tribales de la cuenca del Congo. Estos son solo los casos que han sido documentados, y resulta imposible no imaginar que hay muchos más que aún no han salido a la luz.
Las grandes organizaciones conservacionistas deben admitir que sus actividades en la región han sido catastróficas, tanto para el medioambiente como para los pueblos indígenas que han protegido estas selvas durante tanto tiempo.
Los simpatizantes de WWF y WCS deberían preguntar a estas organizaciones cómo han permitido que esta situación se haya alargado tanto tiempo, y qué van a hacer ahora para garantizar que se le pone fin.”
“Pigmeos” es un término genérico que se usa normalmente para referirse a los pueblos cazadores-recolectores de la cuenca del Congo y de cualquier otro lugar de África central. Algunos indígenas consideran que este término es peyorativo y lo evitan, pero otros lo usan como una forma práctica y fácilmente reconocible de referirse a sí mismos.