Podría decirse que se trata de un proyecto de renovación típico: nueva chimenea, estufas nuevas, piso nuevo.
Excepto que esta transformación ocurrió en la Capilla Sixtina esta semana como parte de la preparación para el cónclave papal, que a partir del martes se reúne para elegir el nuevo papa.
Informa Henry Chu en Los Angeles Times que a fin de mantener hermético el sitio, cuadrillas de trabajadores han conducido un exhaustivo examen en busca de micrófonos ocultos y cualquier otro tipo de espionaje electrónico.
El único método de comunicación entre los cardenales y el mundo exterior hasta que sea elegido el nuevo Papa serán las estufas y chimeneas.
Señales de humo.
Después de cada votación, las papeletas se queman en una estufa. En la otra se colocan químicos que producen el mensaje a través del humo: negro cuando no hay decisión; blanco cuando hay papa.
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