Ocho años después de los horrores de Abu Grhaib, ElMolinoonline.comHan pasado ocho años desde se divulgaron las fotos que horrorizaron al mundo de militares estadounidenses torturando prisioneros iraquíes en la tristemente célebre cárcel de Abu Ghraib.

Una de las más notorias, entre 11 identificados, fue Lynndie England, la diminuta soldado, que posó con una actitud triunfante frente a sus víctimas.

Al poco rato de salir las fotos de sus atrocidades, recibió una baja deshonrosa del ejército, pasó por un consejo de guerra, fue condenada a tres años de cana, de los cuales purgó la mitad.

Hace poco fue entrevistada por M.L. Nestel en The Daily, el periódico publicado en y para iPad.

Dijo que no la está pasando muy bien: se encuentra sin empleo, no puede conseguir un novio y no duerme bien.

Aún así, no considera haber hecho nada malo.

Respecto a los presos que torturó, dice:

“Sus vidas están mejor. Salieron con lo mejor del asunto. No eran inocentes. Estaban tratando de matarnos y ¡quieren que me disculpe! Es como pedir excusas al enemigo”.

Por desafiante que sea, confiesa que su vida es muy dura.

Ella sola cria un niño que tuvo con otro de los torturadores, Charles Graner. No se hablan y él ni siquiera reconoce al niño.

Sufre del trastorno de estrés post traumático. “En una tienda alguien dejó caer algo de un estante y el sonido me produjo un ataque”.

Su única preocupación y, podría decirse lamento, es si al haberse hecho públicas las fotos condujo o no a la muerte de algunos de sus compañeros en armas.

Lo más seguro es que en vez de mejor, la vida empeore para Lynndie England: pasará el resto de sus días como una criminal cobarde, recordatorio vivo de una atrocidad cometida por un país muy poderoso, en una guerra injusta, inmoral e innecesaria contra un pueblo débil que no había hecho nada para merecerlo.

Artículo en inglés