Umar Farouk Abdulmutallab, el joven nigeriano que el día de la navidad del 2009 intentó volar un avión en Detroit al detonar una bomba que llevaba en un par de pantis de abuela que llevaba puestos, tendrá que pasar el resto de sus días en la cárcel.

Según escribe Peter Finn en el Washington Post, un juez federal sentenció al llamado “panti bomber” a prisión perpetua. Dijo al pronunciar su sentencia que era “castigo justo”, señalando que “el acusado presenta un peligro serio constante contra la seguridad de los ciudadanos estadounidenses en cualquier parte”.

Adbdulmutallah, dice el Washington Post, abordó el vuelo en Amsterdam y no fue sino hasta que estuvo a punto de aterrizar que intentó detonar el explosivo.

Pero afortunadamente, habían armado mal el artefacto y solo produjo un pequeño fuego que los pasajeros pudieron controlar, no antes de causarle quemaduras al extremista que le llevaron al hospital.

Adbdulmutallah, de 25 años, fue reclutado por Anwar al-Awlaki, religioso islamita Yemení-estadounidense, cuadro dirigente de Al Qaeda, ultimado por un drone de EUA en septiembre del 2011.

Artículo en inglés