El congresista salchichaNEW YORK, NEW YORK. En un taxi en Manhattan, esperando un cambio del semáforo, escucha este bloguero una noticia en el radio: los recortes presupuestarios exigen despidos de maestros de las escuelas públicas. Educadores cesantes.

Más tarde, en un bar tomando una cerveza en un día de calor infernal, en un noticiero televisado, centra la discusión sobre cómo la tal recuperación económica no ha generado empleos y el paro sigue en un 9.1 por ciento. Desempleo.

En la segunda (y última) cerveza, imágenes de guerra: soldados muertos en Iraq, ofensiva contra el Talibán en Afganistán, los costos de la intervención en Libia aumentan drásticamente, drones de EUA completan más misiones en Yemen. Tres y casi una cuarta guerra.

Es medio de esto que surge la discusión sobre la conducta auto destructiva de Anthony Weiner, representante por el noveno distrito congresional que cubre Queens y Brooklyn.

En dos semanas la noticia ha evolucionado, comenzando en especulación de si envió o no las fotos, a cuantas fotos envió y a cuántas mujeres (ya van seis) a qué tipo de fotos envió (ya salió la más vergonzosa). Ahora que la cigüeña viene en unos seis meses.

Los últimos artículos mencionan su estilo agresivo y desagradable, su falta de aliados, su determinación de mantenerse en el congreso, los llamados a que renuncie. Otros preguntan si hay más fotos.

Esto constituye una distracción innecesaria.

En nuestra opinión Anthony Weiner abusó su poder al perseguir, como ha salido a relucir, a algunas de las mujeres que se unían a su grupo de seguidores en Twitter.

En nuestra opinión, igualmente, Anthony Weiner abusó los recursos del público al perder tiempo hablando porquerías, en juegos de masturbación telefónica mutua.

No juzgamos la conducta misma sino el malgasto del tiempo y recursos de una mente contratada porque convenció al electorado que tenía las aptitudes para ocuparse de los asuntos del país. Si en vez de juegos de sexo virtual hubiera estado discutiendo moda, música o deportes igual estaríamos pidiendo su renuncia.

Maestros. Desempleo. Tres guerras y casi una cuarta. Todos temas candentes que el congreso debería estar discutiendo: no la salchicha del congresista Salchicha.

Una encuesta ayer dijo que a los constituyentes de Anthony Weiner realmente no les importa la conducta irresponsable de su congresista. Dijeron que es un asunto entre él y su esposa.

Recordamos a nuestros vecinos de Queens y Brooklyn que Anthony Weiner es una persona pública.

Para que esto sea un asunto entre él y su esposa, él tiene que ser un individuo privado: mientras más pronto, mejor.

Resuelva sus problemas con su mujer: la cigüeña no demora. Pero hágalo como un individuo privado.

Congresista Anthony B. Weiner, tenga usted la decencia de renunciar.

Carlos F. Torres

New York, junio 10 del 2011.