La rígida prohibición al alcohol por parte de la República Islámica e implementada por la policía moral mediante retenes nocturnos no ha surtido el menor efecto en Irán, escribe Ramin Mostagim en LA Times.
El abuso al alcohol, dice, es un creciente problema.
Esto lo han reconocido por vez primera funcionarios estatales cuya estricta versión del islam no encaja con el sentir de una población joven.
Han dicho que es un problema serio en la nación.
Según LA Times, uno de los grandes retos que enfrenta Irán con el alcoholism consiste en que en vez de ver el abuso como un problema de salud pública, el país lo sigue tratando como un pecado y un crimen.
No hace mucho, dice, dos hombres en el noreste del país fueron condenadas a muerte por haber bebido en varias ocasiones.
