GITMO-1-master1050Para los que todavía recuerdan las promesas del candidato Barack Obama, la prisión de Guantánamo es una más de tantas.

El resto del país, y el mundo, tiene casi olvidado este inhóspito lugar, donde se pudren centenar y medio de presos, y los elementos van dejando su implacable huella.

Charlie Savage escribe en primera plana del New York Times que la prisión está cayéndose: Los pisos no dan abasto, las vigas de metal están corroídas, la ventilación hace la vida imposible.

Inhumana se podría decir con temperaturas de 110F (43.33c).

El mantenimiento cuesta casi US$3 millones anuales por cada detenido, muchos des los cuales llevan ya 12 años allí, explica.

Dice que la prisión actualmente tiene 149 reos, de los cuales 79 han sido aprobados para ser transferidos a otros países — pero no los han soltado.

A los otros 70 se les considera como un riesgo de seguridad.

Todos siguen en un limbo legal: Sin presente ni futuro.

A través del tiempo, explica, los reos han protestado su detención sin cargos, juicio ni condena, y han participado en actos de protesta, entre ellas huelgas de hambre. Las autoridades de la prisión han respondido alimentando a la fuerza a los detenidos, práctica que ha sido condenada ampliamente e incluso el mismo sistema judicial de EUA está “cada día más incómodo” con ella.

Otro problema, es una población carcelaria que envejece y requiere cuidados médicos, incluyendo costosos tratamientos y máquinas.

El ejército de EUA y el Departamento de Estado están divididos sobre si debería mantenerse abierta o cerrarse la prisión.

Mientras tanto se pudre allí centenar y medio de reos que nunca han sido juzgados.

Artículo en inglés

Foto Damon Winter/The New York Times