Con las visitas esta semana a Berlín del primer ministro de Italia, Mario Monti, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, Europa seguirá sus intentos por salvar el euro que sufre su peor crisis en los escasos 10 años de existencia.

Escribe Enrique López en la publicación aleamana Deutsche Welle que Monti lleva en sus maletas recetas concretas para aliviar la situación financiera de su país. “Podría proponer en las próximas semanas liberalizaciones graduales en sectores que van desde la energía hasta los servicios”.

Las diferencias son serias, indica, especialmente cuando pasan las fronteras nacionales. “La manzana de la discordia parece ser, al menos por el momento, la posibilidad de introducir a nivel europeo un nuevo impuesto a las transacciones financieras. Mientras en Alemania y en Italia esto es visto con recelo, en Gran Bretaña hay franco rechazo”.

Agrega que el primer ministro británico, David Cameron, ha manifestado que bloqueará cualquier intento de aplicar una tasa impositiva a las transacciones financieras mientras no se trate de una medida global, sino sólo europea.

Por el contrario, apunta, Sarkozy defiende la aplicación de dicho impuesto y ha expresado que de ser necesario promoverá esa medida en Francia, aunque ningún otro país siga su ejemplo.

Alemania, Francia e Italia deberán definir una posición común antes de la cumbre trinacional a celebrarse en Roma, el próximo 20 de enero.

Mientras tanto, el eurodiputado Daniel Cohn-Bendit del partido verde dice que el euro es clave para la economía alemana. “Sin el espacio económico europeo, no sería posible sostener la situacion actual de la economía alemana, incluidos los niveles de empleo. Los ciudadanos deben saber la verdad: que no padecemos un exceso de integración europea, sino una insuficiencia de dicha integración”.

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