La furia de TrumpIncoherente, agresivo, grosero, contradiciéndose, resoplando de la frustración, exagerando, insultando, mintiendo, durante dos horas Donald Trump defendió a capa y espada la manera como su administración ha manejado la pandemia que ha puesto de rodillas al país mas poderoso del mundo.

No obstante más de medio millón de contagios y 20 mil fallecidos en un mes, millones desempleados porque sus centros de trabajo han cerrado, sin ceder una pulgada el presidente de EUA se aferró a la posición de que él ha realizado una labor admirable.

En este sentido no es nada diferente de lo que ha venido haciendo: desde que aceptó que la situación es crítica, ha usado sus conferencias de prensa diarias como actos de campaña por su reelección, lo cual podría haberle beneficiado ya que en la situación actual de la pandemia es imposible celebrar reuniones del tamaño de los mítines de Trump.

Pero ésta vez los periodistas en la sala de prensa de la Casa Blanca confrontaron al presidente.

Lo hicieron por varias razones, entre ellas la presión del creciente número de fallecidos, la continua incapacidad del gobierno de realizar pruebas, proveer tapabocas al personal médico, y ventiladores a los pacientes más graves; además de un amplio artículo en el New York Times que documenta cómo las divisiones internas en la administración agravaron a los niveles actuales la crisis.

Titulado, “Pudo haber visto lo que se venía — detrás de los fracasos de Trump sobre el virus” seis periodistas documentan con emails internos, entrevistas con participantes, análisis la falta de visión de la administración. Básicamente, perdieron el mes de febrero en su totalidad, durante el cual el monstruo se salió de la jaula.

Igualmente, las redes de CableTV MSNBC y CNN se pronunciaron en contra de lo que decía el presidente, suspendiendo cobertura por unos instantes, cuestionando la veracidad de sus palabras, en un momento diciendo que el presidente estaba en medio de un berrinche (“meltdown” en inglés).

Entre las muchas declaraciones del presidente, el 14 de abril, se destacó su aseveración de que la Constitución otorga autoridad al primer mandatario básicamente sobre todo el país. El presidente lo dijo cuando se discutían conversaciones entre gobernadores sobre cuándo poner a funcionar nuevamente al país.

Trump dijo enfáticamente que él y solo él tiene “autoridad total” para tomar esa decision.

Pero ello no solo va en contra de las posiciones históricas del partido republicano, el cual se presenta como defensor de los derechos de los estados ante el gobierno federal, sino que muestra una falta de conocimiento de la constitución, que afirma los derechos de los estados, posición respaldada por los tribunales a través de los años.

Organizaciones que se dicen Federalistas muy seguramente discutirán esta nueva posición del presidente que han apoyado incuestionablemente.

Independientemente de las mentiras en esta conferencia de prensa, el país presenció nuevamente a su presidente — un ser fuera de control, con un estado mental que empeora a diario, que ya no controla el mensaje, y que preside sobre una crisis que en un mes ha cobrado un saldo en vida equivalente a la mitad de los muertos de la guerra en Vietnam (1961-1974).

Además, como para sazonar, ese mismo día Trump recibió dos pésimas noticias.

Primero, el apoyo desde temprano de Bernie Sanders a Joe Biden. Esto ayuda a unir a los demócratas en noviembre.

Segundo, en el estado de Wisconsin, la juez demócrata Jill Karofsky ganó ampliamente su elección a la Corte Suprema del Estado contra Daniel Kelly. Como señala el New York Times, este resultado puede tener amplias implicaciones para 2020. “La juez Kelly se convirtió en el segundo juez de la Corte Suprema de un Estado en ser destituido en las urnas desde 1967. El presidente Trump se había jactado de que su respaldo al juez Kelly había desconcertado a los demócratas en el estado”.

El estado de Wisconsin es uno de los estados que ayudaron la victoria de Trump en 2020.