En las intoxicantes horas temprano el martes por la mañana, la oposición de Venezuela vio un objetivo histórico a su alcance: estaban seguros que el presidente Nicolás Maduro se encontraba a punto de renunciar. Pero para el mediodía, un pánico sordo comenzó a sentirse. Un plan cargado de intriga y traición comenzó a desmoronarse.

Leopoldo López, el preso político más famoso del país y mentor del líder opositor Juan Guaidó, había ayudado a negociar un acuerdo. Todavía bajo arresto domiciliario, se había reunido en secreto con algunos de los más leales aliados de Maduro, incluido el ministro de defensa, dentro del complejo de cemento de López en el este de Caracas, uno de varios lugares donde tenían lugar reuniones clandestinas. El acuerdo: ellos entregarían a Maduro y mantendrían sus posiciones dentro de un nuevo gobierno interino encabezado por Guaidó.

“Nos adelantamos confiados de que los funcionarios de mayor rango [en el gobierno] se pronunciarían en contra de Maduro”, dijo Freddy Superlano. un importante legislador de la oposición y el arquitecto de la Operación Libertad de Guaidó para “liberar” a la nación. “Maduro iba a responder yéndose. Estuvimos de acuerdo, porque él dependía de ellos, ellos únicamente lo sostenían”.

El plan se puso rápidamente en marcha un día antes, dicen los oficiales de la oposición, luego de que surgieron rumores sobre el posible arresto de Guaidó. Apenas unas horas después del llamado de Guaidó para un levantamiento de los militares, se dieron cuenta de que algo había salido terriblemente mal.

Esta crónica ofrece detalles no divulgados previamente del plan para expulsar a Maduro y se basa en entrevistas con siete funcionarios de la oposición con conocimiento directo de los eventos. La mayoría habló bajo condición de anonimato por temor a represalias.

Las prometidas declaraciones  de apoyo del círculo íntimo de Maduro nunca llegaron. Pero en cambio, Vladimir Padrino López, el ministro de defensa de Maduro y uno de los leales que se reunieron con la oposición, acudió a la televisión nacional para denunciar lo que denominó un “golpe de estado”. De repente, el deslumbrante Leopoldo López, que había escapado su arresto domiciliario con la ayuda la propia policía de inteligencia de Maduro se vio obligado a correr a la embajada chilena y luego a la española para buscar protección. Durante horas, Guaidó desapareció. El jefe de inteligencia de Maduro, un conspirador de alto rango, huyó del país.

Funcionarios de EUA han afirmado que Maduro se dirigía al aeropuerto para huir a La Habana, antes de ser detenido por los rusos. Funcionarios de la oposición dicen que jamás recibieron dicha información.

Un plan destinado a terminar con dos décadas del socialismo venezolano se derrumbó, lo que indica un giro fundamental en la campaña para derrocar a Maduro.

Pero si el plan fracasado ilustra la falta de un punto de inflexión en el apoyo militar a Guaidó , también subrayó la debilidad fundamental de Maduro. Mientras que Maduro ha declarado a Guaidó como un proscrito, sus fuerzas aún no han intentado arrestar a Guaidó. El sábado, la oposición empujará nuevamente, llamando a una marcha a gran escala hacia las instialaciones militares, incluso cuando se trata de recoger lo que queda de una semana crucial en su esfuerzo por expulsar a Maduro.

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Frente a la residencia del embajador español el jueves, López afirmó que se había reunido con generales de alta jerarquía para diseñar un plan. Pero, dijo Superlano, López y otros altos oficiales de la oposición también habían estado negociando con el ministro de Defensa, Padrino López, y el jefe del alto tribunal, Maikel Moreno.

Al principio, las conversaciones eran exploratorias. Pero eventualmente, la oposición comenzó a ver señales “confiables” de que el núcleo leal a Maduro estaban listos para convertirse. De hecho, mostraban una apoyo pasivo.

A Guaidó se le permitía moverse libremente por todo el país, y no se hizo ningún esfuerzo para arrestarlo a pesar de que violó una prohibición de viajar al ir a Colombia en febrero para ayudar a dirigir un esfuerzo de ayuda humanitaria.

Para cerrar el trato con los altos funcionarios de Maduro, Leopoldo López se ofreció a dejarlos en sus cargos como parte de un gobierno de transición, y garantizó que no serían procesados.

Un misterio clave es por qué Padrino y otros aliandos de alto rango se retiraron en el último momento. Algunos han sugerido que al aparecerse en público, Leopoldo López los pudo haber asustado, describiendo su llegada frente a las cámaras inmediatamente después de ser liberado como un acto publicitario. Otros sugirieron que eran agentes dobles que se mantuvieron leales a Maduro.

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Hubo, sin embargo, elementos potencialmente controversiales para el acuerdo. En un país donde las fuerzas de seguridad han utilizado la violencia para reprimir las protestas callejeras — algo que provocó cuatro muertes esta semana– mantener a los funcionarios de Maduro en un gobierno de transición podría ser muy difícil de aceptar para un segmento importante de la población. Pero los funcionarios de la oposición dicen que tuvieron que mantenerse enfocados en un solo objetivo: sacar a Maduro.

“Tenemos que ofrecerles un papel en la transición y darles algo más que una simple amnistía o garantías”, dijo Carlos Vecchio, el “embajador” designado de Guaidó a EUA. “Las discusiones se centran en expulsar a Maduro y pedir que se realicen elecciones para progresar”.

Pero a las pocas horas de su llegada a la base aérea de La Carlota, las expectativas de los líderes de la oposición se hundieron, especialmente después de Padrino y los otros altos funcionarios de Maduro no avanzaron.

En ese momento, figuras clave de la oposición abandonaron la base de La Carlota y se dirigieron a la plaza Altamira en el oriente de la ciudad. Guaidó habló desde el techo de un automóvil antes de dirigir una marcha hacia el oeste, en la que los manifestantes enfrentaron fuerzas de seguridad armadas con gases lacrimógenos y balas de goma.

“Fue alrededor del mediodía cuando decidimos que [Leopoldo] López debía buscar protección en la embajada de Chile”, anotó Superlano. Manuel Figuera, el jefe de espías de Maduro y quien había ayudado en la liberación de López, se había fugado. Superlano cree que a EUA.

Ambos, él y Vecchio rechazan la narrativa de una oportunidad fallida. Insisten los líderes de la oposición que todavía es posible lograr lo que algunos funcionarios esperaban todavía se logrará en una jornada. Superlano dijo que las negociaciones con los miembros del círculo íntimo de Maduro “todavía están ocurriendo” y afirma que el régimen se está “colapsando” desde dentro.

Simplemente puede tomar más de lo esperado.

Artículo completo en inglés

imagen via Washington Post