La bomba de concreto más grande del mundo — un monstruo de 190,000 libras con una extensión de 70 metros  — es uno entre seis dispositivos que están siendo transportados al Japón para usarse como parte de una serie de medidas de emergencia similares a las que se usaron en Chernobil en los años 80, escribe Rob Pavey en el Augusta Chronicle.

Esta monumental maquinaria la hace perfecta “para usarse en el ambiente impredecible y altamente radiactivo de los irreparables reactores nucleares en el japón”, agrega.

Dice que el miércoles comenzó el elaborado proceso de transportar la bomba desde el río Savannah, primero a Hanahan, Carolina del Sur, donde se llevarán a cabo algunas modificaciones, luego al aeropuerto de Atlanta, donde la recogerá un avión ruso Antonov 225 rumbo a Tokio.

Un portavoz de la compañía dueña de la bomba dijo que “tenemos entendido que están preparando para comenzar la fase siguiente, que requiere mucho concreto”. Esta misma compañía ayudó a sepultar bajo toneladas de concreto el reactor de Chernobil en los años 80.

Además del equipo que está actualmente en Fukushima, y otras dos bombras de 70 metros que se transportarán desde EUA, desde Vietnam se enviará otra más, de 58 metros, además de dos más de 62 metros, desde Alemania.

Los costos del transporte de Atlanta a Tokio, US$1.4 millones, los cubre Tokyo Electric Power Company.

Artículo en inglés