Las causas de RussiaGateLos garrafales errores de los medios estadounidenses en la cobertura de la victoria de Donald Trump en 2016 han sido la principal causa de la orgía de noticias falsas conocida como “Russiagate” que acusó al presidente de conspirar con el gobierno de Rusia para lograr la presidencia y desde allí básicamente seguir las órdenes del Kremlin.

En vez de realizar en noviembre 2016 los medios un análisis sobre la sorpresiva e inesperada victoria del candidato que desde el primer día fue descartado por una amplia gama de analistas, politólogos y expertos en materia electoral, estos mismos medios, analistas, politólogos y expertos en materia electoral tejieron una falta narrativa, que fue descartada la semana pasada al cabo de una larga serie de investigaciones dirigida por el fiscal especial Robert Mueller, que concluyó con la exoneración casi total del presidente.

Esa es la tesis de Matt Taibbi, conocido autor y periodista, con un impresionante curriículo, quien cubrió la campaña Donald Trump 2016. Taibbi ha cuestionado desde casi el comienzo el concepto de un “Russiagate” y ahora lo repite en la revista Rolling Stone.

Taibbi, igual que Glenn Greenwal d(ganador del premio Pulitzer por su reportaje sobre las revelaciones de Edward Snowden), y otros conocidos periodistas han rechazada la versión “oficial” que vinculó a Trump con Rusia. Por ello se les criticó ampliamente de “ser partidarios secretos de Trump, parte de una pacto de ‘herradura’ en que la extrema izquierda y la extrema derecha se enfocarían en los pequeños errores del centro en vez de los delitos más serios de Trump”.

Taibbi dice que él en ningún momento apoyó a Trump. “La narrativa de Rusia me molestó por otras razones, ante todo por ser parte de un sentido general de que al público se le estaba engañando y ni siquiera sobre Rusia”.

La raíz del problema, sostiene Taibbi, se remonta al antecedente de Russiagate, “en otras palabras cómo Trump llegó a la presidencia en primer lugar”.

Taibbi pudo presenciar cómo en sus monumentales mítinesel candidato Donald Trump estudiaba, ensayaba, y últimamente manipulaba las audiencias  entre las cuales se notó un enorme descontento con la situación del país.

“La temporada electoral 2016 trajo a la superficie impresionantes niveles de descontento político. Después de la elección, en lugar de preguntarse de dónde vino esa ira, la mayoría de la prensa rápidamente pasó a un nuevo relato sobre un complot ruso para atacar a nuestra Democracia. Ello dio la impresión de que la elección reciente había sido una aberración, descarrilada por una nefasta conspiración de espias entre Trump y una camarilla de extranjeros malignos.

“Debido a una serie de diagnósticos errados por parte de los medios, antes de que comenzaran los informes sobre Rusia, un amplio sector del público estadounidense no estaba preparado para la noticia de una victoria de Trump. Por esta razón, el arreglo del resultado electoral mediante una conspiración parecía más probable de lo que podría ser para gran parte de la audiencia de noticias nacionales: era lo único que estaban dispuestos a aceptar.

“Esto fue todavía más real por partes de los consumidores de tendencia liberal en los centros urbanos, a quienes nunca se les informó dijo que tomaran en serio la posibilidad de una Casa Blanca de Trump.

“La prioridad número uno de la clase política después de que un anfitrión de un programa de TV vulgar y desempleado conquistó la Casa Blanca debería haber sido un largo e inmisericorde análisis introspectivo. Pero la historia sobre Rusia retrasó ese proceso al menos durante dos años”.

Desde que el Fiscal General William Barr resumió en cuatro páginas los resultados de la investigación, los canales CNN y MSNBC siguen promocionando la llamada conspiración con Rusia. Rachel Maddow de MSNBC, tal vez la mejor conocida promotora de este concepto sigue viendo por todas partes señales de conspiración.

Pero Trump está saboreando su victoria. No ha parado de denunciar a los medios. Más recientemente pidió que se retiraran los premios Pulitzer del Washington Post y el New York Times obtenidos por su cobertura sobre la investigación por el fiscal Robert Mueller.

Queda por verse una autocrítica por parte de quienes se enriquecieron con este lamentable caso de Fake News. Taibbi ha dicho que los efectos podrían ser peores que cuando acusaron al gobierno de Irak de tener armas de destrucción masiva, preludio para la desastrosa invasión en 2003.

Artículo de Matt Taibbi en inglés