AnthonyweinerCaído en desgracia por sus imprudentes impudencias o no, las compañías que buscan navegar la burocracia de Washington ven en Anthony Weiner un importante recurso en el cual están dispuestas a invertir.

Y Weiner — el antiguo congresista por New York que se vio obligado a renunciar en medio de risas tras haber salido a luz pública las fotografías que envió por Twitter a algunas de sus seguidoras — ha sabido aprovechar sus conexiones en el gobierno con una rapidez y destreza que no deja de asombrarle a él mismo.

En una nota publicada por Michael Barbaro en el New York Times, Weiner dice orgullosamente, “Soy un buen capitalista”.

Según el Times, Weiner repitió un comentario similar por lo menos seis veces durante la entrevista, la segunda en días recientes.

Poco después de su retiro del congreso, dice el Times, Weiner se lanzó a navegar en aguas para él desconocidas, iniciando una exitosa y lucrativa carrera corporativa, asesorando compañías sobre las regulaciones federales. 

Mientras que el público creía que el ex congresista estaba cuidando su recién nacido, Anthony Weiner había fundado una compañía y estaba ganando plata.

Mucha plata.

“El dinero fue una infusión que ha transformado la vida de la pareja, la cual cambió su modesta casa en Forest Hills, Queens, por un gran apartamento en Park Avenue South en Manhattan”.

La rápida transformación de Weiner — de legislador deshonrado a consultor estratégico en demanda —  demuestra el poder duradero de la puerta giratoria de Washington, indica el Times. 

Su éxito como empresario podría servirle como credencial en caso de que decida postularse para la alcaldía de la Gran Manzana, dice el Times, “al neutralizar los esfuerzos por presentarle como un político de carrera, aún si con ello se traen a la palestra incómodas preguntas sobre la rapidez con que capitalizó sus conexiones gubernamentales”.

Artículo en inglés