Desde que conocimos a las Strandbeest del escultor y arquitecto holandés Theo Jansen, hemos sentido una extraña atracción hacia esta creación de la mente humana.
Por un lado, no podemos dejar de verlas, admirarlas.
Pero a la vez nos producen un efecto algo escalofriante por lo reales que son sus movimientos, así sepamos que todo parte de las leyes de física, mecánica y la fuerza propulsora del viento.
Dice el artista que desde 1990 ha dedicado su tiempo a crear esta nueva forma de vida. Es vida que no nace de una semilla, sino de tubos amarillos plásticos que forman los esqueletos que se movilizan con el viento, “así no tienen que comer”. “Con el tiempo, estos esqueletos han mejorado sus capacidades de sobrevivir los elementos como tormentas y el agua y algún día quisiera colocar rebaños de estos animales en las playas para que puedan vivir por cuenta propia”.
Es esta última imagen, rebaños de Strandbeest en las playas viviendo por cuenta propia la que produce en nosotros una inquietante fascinación.
Foto pantallazo
Animaris Umerus walking – June ’09 from Strandbeest on Vimeo.
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