Movimiento #MeToo, un arma de doble filoInforma Kenneth P. Vogel en el New York Times que partidarios de Hillary Clinton gastaron cientos de miles de dólares en busca de mujeres que estuvieran dispuestas a testificar en contra de presuntas agresiones sexuales por parte de Donald Trump.

Dice la nota que David Brock, quien dirige la American Bridge 21st Century Foundation, y Susie Tompkins Buell, pagaron US$700,000 a la abogada Lisa Bloom por una investigación que no produjo resultado alguno. Bloom dijo haber devuelto gran parte del dinero.

(Cabe señalar que 16 otras mujeres han acusado al presidente de agresiones sexuales).

La nota en el Times recuerda que en la década de los 90, David Brock había encabezado las acusaciones de abuso sexual en contra de Bill Clinton, durante sus días como gobernador del estado de Arkansas.

El Times discute el movimiento #MeToo, que ha reúnido mujeres víctimas de acoso y violencia sexual y que desde octubre 2017 ha sacudido las estructuras de poder de EUA.

Este movimiento, dice el Times, es un arma de doble filo que oportunistas pueden esgrimir con fines políticos y para beneficio propio.

A medida que las acusaciones van adquiriendo un matiz partidista, activistas y abogados temen que tal evolución pueda dañar a un movimiento que ha sacudido a Hollywood, Silicon Valley, las salas de prensa en Nueva York y los pasillos del Congreso, y han derrotado a un recaudador de fondos demócrata. Harvey Weinstein, y un baluarte conservador, Bill O’Reilly.

“En este ambiente existe el peligro de que individuos poco sofisticados que han sido abusados ​​por personas poderosas puedan ser explotados por grupos que persiguen fines partidistas, o por abogados que buscan un espacio en el centro de atención”, dijo Debra Katz, una abogada de Washington que ha promovido casos de acoso sexual contra políticos de ambos partidos.

Artículo en inglés