Phil RamoneEn abril de 1998, inadvertido para casi todos, el más importante productor musical y discográfico de su generación terminó de ver en un palco preferencial de la cancha de River uno de los recitales porteños de los Rolling Stones y se trasladó desde allí al estudio de grabación de Fito Páez en Villa Devoto. Allí pasó la noche entre charlas y escuchas, en un ritual compartido y repetido varias veces, aquí y en Nueva York.

De ese febril e intenso encuentro nació al año siguiente Abre , el álbum que convirtió a Páez en una de las tantas estrellas que encontraron en Ramone al artífice de sus mejores sonidos. Tras cinco décadas de fecunda labor, que incluyó también grandes innovaciones en el vínculo entre la industria musical e Internet y el primer gran impulso para los Grammy latinos, este gran productor musical y discográfico falleció anteayer por la mañana en Nueva York, a los 72 años, tras varios días de internación por un aneurisma.

Aunque muchas figuras le deben a Ramone sus discos más exitosos, no debe creerse que su oído clínico trabajaba sólo al servicio del éxito comercial. Tenía, sobre todo, un extraordinario talento para extraer lo más inspirado de un artista en medio de la vorágine de un trabajo eminentemente técnico y organizativo. “El productor es alguien que debe comprender al artista en el más amplio sentido de la palabra y lograr de él la confianza suficiente para hacer cambios en lo que propone. Como si fuera un director de cine, tiene que estar preparado para mostrarle la película [en este caso un disco] primero al artista y después al público”, confesó a la nacion en aquella visita a Buenos Aires.

Ramone creía en la posibilidad virtuosa de combinar los esfuerzos del corazón con los de la mente. Lo supo desde que inició su carrera como ingeniero de sonido con Getz/Gilberto (1964), álbum que reveló un nuevo sonido entre el jazz y la bossa nova. De allí, este sudafricano metódico que abandonó precozmente sus estudios de violín para volcarse a la ingeniería gestó con su metódico e incansable trabajo un impresionante currículum.

Entre muchos otros, produjo a Paul McCartney ( Ram ), Paul Simon ( Still Crazy After All These Years ), Billy Joel ( The Stranger) y guió las grabaciones finales de Frank Sinatra ( Duets , el primero en usar fibra óptica para registrar en tiempo real las voces de dos artistas separados por miles de kilómetros) y Ray Charles ( Genius Loves Company ), además de comedias musicales y bandas de sonido. Tenía una regla de oro: primero estaba la música y, después, la tecnología. Supo sacar lo mejor de ambas.

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