Pichação una forma de protesta política en São Paulo, Brasil, ElMolinoonline.comMás que artistas de grafiti, se consideran guerreros en una lucha de clases contra una sociedad que los ha excluído.

Son jóvenes intrépidos, con desprecio a la muerte que, armados con pintura negra, latas de spray y rodillos, se trepan los edificios de São Paulo para dejar visible en estilizadas letras negras a la vista de todos sus mensajes, desafiando los esfuerzos cívicos por “limpiar” el enorme panorama urbano.

Su forma de expresión: el pichação, (pronunciado pi-sha-sao) del verbo pichar (pronunciado pi-shar) que significa cubrir con brea.

Simon Romero del New York Times presenta un fascinante retrato de estos rebeldes que, en las sombras de la noche salen, arriesgando vida y libertad para dejar su marca.

Los artistas de pichação ya han tocado numerosos edificios gubernamentales, rascacielos, monumentos, firmando en letras negras, alargados grafismos en cierta medida similares a las runas de los vikingos.

Parecería ser un alfabeto diseñado para una invasión urbana, dijo un experto. “Refleja el decaimiento urbano y las profundas divisiones de clases que todavía definen gran parte de São Paulo, una ciudad con una población urbana que aproxima los 20 millones”.

Pichação es un vívido recuerdo de las desigualdades sociales que, no obstante la bonanza económica, siguen sin resolverse, dice.

Igual que en otras ciudades del mundo, el grafiti ha sido aceptados, e incluso se exponen en galerías. No es el caso con el pichação, dice, que sigue “Disparando emociones viscerales de rechazo cuando muchos ven ante los garabatos que cubren el paisaje urbano”.

Los jóvenes operan en pandillas de unos 10 miembros, dice el Times. Sus mensajes son breves, “Terrorismo poético”, “Zé”.

Las pandillas se agrupan en sociedades que llaman marcas, que pueden incorporar hasta 50 bandas diferentes.

Los grupos compiten entre sí especialmente cuando se trata de edificios “codiciados”.

A veces los conflictos entre grupos se tornan violentos y han durado años dice el Times. Los llaman “guerras” y no han faltado los muertos.

Es otra capa más de peligro en una forma de expresión, donde trepar los edificios de São Paulo es pan de cada día.

“Practicamos la lucha de clases y en la guerra hay muertes”, dijo Rafael Guedes Augustaitiz, de 27 años al Times. “Nos comparan con los bárbaros y puede haber un poco de verdad en eso”.

Artículo en inglés

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