NEW YORK, NEW YORK . Especial para El Molino. Por sus propias imprudencias cayeron en boca de los cómicos y, si sus carreras estaban tambaleantes, fueron destrozados inmisericordemente.
Se trata de Newt Gingrich, precandidato conservador republicano y antiguo presidente de la Cámara de Representantes, y Anthony Weiner, congresista liberal demócrata que cayó en desgracia al enviar fotos sexuales y mensajes pornográficos por texto.
Aquí podrá encontrar más información sobre la campaña de Gingrich. Baste con decir que las cosas empeoraron (ya andaban bastante mal) cuando se supo que él y su esposa tenían una cuenta por US$500,000 con la joyería de lujo Tiffany. En un momento en que la gente no tiene con que pagar la hipoteca, ¿medio millón en diamantes? Primero salió la noticia en la prensa escrita, luego fue entrevistado en un programa dominical de comentario.
Sin más, nos complace presentar las versiones de David Letterman y Conan O’Brien del episodio de los diamantes.
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Ahora el patético caso del congresista Anthony “Salchicha” Weiner. Mucho se ha dicho — escrito y comentado — sobre las fotos que envió por Internet a por lo menos seis mujeres. Quizás por la preferencia en el mundo de internet por la foto sobre la palabra escrita, no se ha dicho mucho del diálogo. ¿Vulgar?, completamente. ¿Ridículo?, totalmente. ¿Vergüenza? Ajena.
Bill Maher con Jane Lynch nos deleitan (a la vez que despedazan a Weiner) con una lectura dramática del “sexteo”, que titulan “The Weinerlogues”, (Díalogos de la Salchicha).
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