Medea BenjaminPor Medea Benjaminm Common Dreams — Después de haber trabajado durante años en los temas de drones y Guantánamo, me produjo mucha alegría conseguir un pase (la fuente va a permanecer en el anonimato) para asistir al discurso del Presidente Obama en la National Defense University.

Había leído muchos informes de prensa anticipando lo que podría decir el Presidente. Se habló mucho acerca de grandes cambios en las políticas para incluir la transparencia con el público, nuevas directrices para el uso de aviones no tripulados, el retiro de los drones letales del ámbito de la CIA, y en el caso de Guantánamo, invocar el “sistema de exención” para comenzar el traslado de presos que ya estaban aprobados para ser liberados.

Sentada en la parte trasera del auditorio, escuché cada palabra el Presidente dijo. Seguí esperando un anuncio sobre cambios que representen una reorientación significativa en la política. Por desgracia, escuché buenas palabras, no el reajuste de las políticas fallidas.

En lugar de anunciar la transferencia de ataques con drones de la CIA para el ámbito exclusivo del ejército, Obama ni siquiera mencionó a la CIA — y mucho menos reconoció la matanza que la CIA ha estado llevando a cabo en Pakistán durante su administración. Aunque hubo predicciones de que iba a declarar el fin de los llamados ataques por firma, que se basan simplemente en un comportamiento sospechoso y han sido responsables de muchas muertes civiles, nunca se realizó tal anuncio.

El grueso del discurso del presidente se dedicó a justificar los ataques por drones. Quedé atónita cuando el presidente afirmó que su gobierno ha hecho todo lo posible por capturar sospechosos en vez de matarlos. Esto sencillamente no es cierto. La dependencia de Obama sobre los drones es precisamente porque no ha querido tomarse la molestia de capturar a los sospechosos y llevarlos ante la justicia. Tomemos el caso del joven paquistaní de 16 años de edad, Tariz Aziz, que podría haber sido detenido mientras asistía a una conferencia en un hotel importante de la capital, Islamabad, pero en vez fue asesinado dos días después con su primo de 12 años de edad por un ataque aéreo. O el ataque aéreo por drone sobre el cual habló Yemini Farea al-Muslimi, de 23 años de edad, cuando testificó en el Congreso. Dijo que el objetivo del drone Wessab, su pueblo, era un hombre que todo el mundo conocía, que se reunía periódicamente con los funcionarios del gobierno y que podría haber sido fácilmente interrogado. 

Cuando el presidente estaba llegando al final de su discurso, empezó a hablar sobre Guantánamo. Como lo ha hecho en el pasado, manifestó su deseo de cerrar la prisión, pero culpó al Congreso. Fue entonces cuando me sentí obligada a hablar. Con los reos en Guantánamo en huelga de hambre, siendo brutalmente alimentados a la fuerza y carentes de toda esperanza, no podía dejar que el Presidente siguiera actuando como si fuera un funcionario indefenso a merced del Congreso.

“Disculpe señor Presidente Perdón”, le dije, “pero usted es el Comandante en Jefe. Usted podría cerrar Guantánamo mañana y soltar a los 86 presos que han sido autorizados para su liberación”. De ahí comenzamos un intercambio.

Aunque he recibido una avalancha de apoyo, hay otros, entre ellos periodistas, que me han llamado “grosera”. Grosería es aterrorizar poblaciones con misiles Hellfire que evaporan a la gente. Grosería es la violación de la soberanía de las naciones como Pakistán. Grosería es mantener a 86 prisioneros de Guantánamo mucho después de que se ha autorizado su liberación. Groseróa es empujar sondas de alimentación por las gargantas de los prisioneros en lugar de darles la justicia.

En un momento de su discurso, el presidente Obama dijo que la muerte de personas inocentes en los ataques con aviones no tripulados le perseguirán mientras vive. Pero él sigue todavía negándose a reconocer esas muertes, y a disculparse o compensar a sus familiares. En Afganistán, los militares de EUA tiene una política de compensar a las familias de las víctimas que mataron o hirieron por error. No siempre se hace, y muchas familias se niegan a aceptar el dinero, pero al menos representa una responsabilidad por quitarle la vida a personas inocentes. ¿Por qué no puede el Presidente establecer una política similar cuando se utilizan aviones no tripulados en países con los que no estamos en guerra?

Hay muchas cosas que el presidente podría y debería haber dicho, pero no lo hizo. Por lo tanto, a nosotros nos corresponde hablar.

Medea Benjamin
Medea Benjamin

Medea Benjamin (medea@globalexchange.org), cofundadora de Global ExchangeCODEPINK: Women for Peace, es la autora de Drone Warfare: Killing by Remote Control. Sus libros anteriores incluyen Don’t Be Afraid Gringo: A Honduran Woman Speaks from the Heart, y (con Jodie Evans) Stop the Next War Now (Inner Ocean Action Guide).

Foto: Kevin Dietsch /UPI, Via common dreams

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