Peñalosa sorprendido mintiendo por segunda vez
Por Luis Fernando Parra. Especial para El Molino Online. Con apenas poco más de 100 días, y por segunda vez al frente del gobierno de Bogotá, la capital de Colombia, Enrique Peñalosa fue de nuevo descubierto, en el lapso de un mes, con falsedades en su historia académica, la que él mismo y durante muchos años diera a conocer a la sociedad colombiana y a gobiernos y entidades internacionales a las que, según dice, ha asesorado.
La hoja de vida del sr. Peñalosa, que la web de la Alcaldía ofrecía al mundo, consignaba, hasta finales del pasado mes de marzo, estudios de pregrado en economía e historia en la Universidad de Duke, una maestría en gobierno en el Institut International d’Administration Publique y un doctorado en Administración Pública en la Universidad de París II.
Pues bien, Juana Afanador y Carlos Carrillo, investigadores colombianos, recientemente descubrieron que la Universidad de París nunca ha ofertado un doctorado como el que el sr Peñalosa consignaba, tanto en libros de su autoría como en los textos de las no pocas entrevistas que concedió.
Puesta en evidencia la falsedad, esta fue catalogada como “error” de la oficina de prensa por el despacho del alcalde. Y, a pesar de las implicaciones que tales hechos pudieran generar en cualquier parte del mundo civilizado, los bogotanos vieron diluir un justificado juicio ético a su alcalde.
Salvo el diario El Espectador y la revista Semana, de importante aunque reducida circulación, que se ocuparon tangencialmente del asunto, la casi totalidad de los principales medios de comunicación desconocieron los hechos denunciados por Afanador y Carrillo. E incluso, un par de columnistas restaron importancia al asunto, justificándolo como una excentricidad de algunos políticos, aduciendo además, que para desempeñarse como gobernante, no era menester ostentar un diploma de doctorado, olvidando que ha sido el mismo Peñalosa quien ha sabido venderse como tecnócrata, y que más que un político, él se promociona como persona con una formación académica sólida e importante, lo que le otorgaba el mérito para nuevamente gobernar la ciudad capital de Colombia.
Así que, ajustada la hoja de vida en la web, el alcalde siguió gobernando olímpicamente. De esta manera, entonces, lo que debió encararse desde la ética y la transparencia se ubicó en el plano de la pasajera anécdota urbana.
Pero no bien trascurridos unos días desde la puesta en evidencia del “error” del doctorado, un nuevo hecho vino a sumarse a la ya entre dicho historia académica del alcalde: los mismos investigadores Afanador y Carrillo constatarían que la “nueva” hoja de vida del Alcalde, que consigna una maestría en gobierno de cuatro semestres en el hoy desaparecido Institut International d’Administration Publique, ahora fusionado con la École nationale d’administration (ENA) no existe tampoco. Los estudios que el señor Peñalosa efectivamente cursó, se ubican en la sección Métodos modernos de administración pública, entre el 29 de agosto de 1978 y el 6 de julio de 1979. Estudios que, por su corta duración y sencillez no exigieron a Peñalosa la elaboración de una tesis.
Ante estos nuevos y delicados hallazgos, los investigadores han resuelto informar tanto a la Procuraduría como a la Fiscalía General de la Nación, lo que seguramente debilitará inmediatamente la gobernabilidad y respaldo ciudadano al alcalde bogotano, a pesar de que los medios de comunicación del stablishment se muestren renuentes a informar a sus asociados sobre estos temas.
Pero lo que sí es seguro es que, ni el Senado de la República ni el Concejo de Bogotá, espacios propicios para el llamado a cuentas al Alcalde, van a interesarse por el asunto: al frente de una y otra institución se encuentran políticos que han sido acusados de falsedad y plagio en sus hojas de vida académicas.
Y como si no fuera suficiente, a lo anterior deben sumarse las recientes revelaciones asociadas a los paraísos fiscales en los Panama Papers y Panama data que incluyen hasta ahora, a tres Secretarios del despacho de Peñalosa — Planeación, Integración Social y Movilidad-, y a su recién posesionado Gerente del Metro. Tales hechos tampoco han merecido un pronunciamiento por parte de la prensa colombiana ni, por supuesto, del alcalde Peñalosa.