Vino desde bien atrás en el pelotón, botando fuego con el brío y la bravura que no se han visto en décadas en la política de EUA, para arrasar el sábado 21 de enero en la elección primaria del partido republicano en Carolina del Sur: Newt Gingrich acaba de lograr una admirable victoria.
El ganador en la primaria republicana de Carolina del Sur — entre un electorado en su abrumadora mayoría de raza blanca y conservador — ha sido elegido paladín de su partido en los últimos 33 años.
Hace solo una semana, comentaristas la habían administrado la extrema unción al antiguo presidente de la cámara de representantes de EUA, luego de obtener sin distinción el cuarto lugar en New Hampshire y en los caucus de Iowa.
Pero como un ave Fénix, resurgió entre sus cenizas, sorprendiendo al país y poniendo patas arriba el proceso de nominación del candidato republicano que enfrentará a Barack Obama en noviembre del 2012.
Esta vez, el 40.3 de los votantes prefirió a Newt Gingrich sobre Mitt Romney, quien solo hace una semana se estaba midiendo la corona, y anoche recibió un miserable el 27.9 por ciento.
Rick Santorum, quien supo la semana pasada que había resultado ganador de los Caucus de Iowa en vez de Romney, ocupó el tercer lugar con el 17 por ciento.
Y Ron Paul llegó de cuarto entre los cuatro restantes con el 13 por ciento de los sufragios.
Según entrevistas con votantes, lo que les sedujo de Gingrich fue su desempeño en los debates.
En ambos debates previos a la elección, se lució atacando no solo a sus rivales, sino a la prensa que, en opinión de la mayoría de los votantes republicanos autodenominados conservadores en el estado, es elitista y refleja los valores del noreste estadounidense.
En el primero, deleitó al público, usando lenguaje cargado de insinuaciones raciales, y que muchos interpretaron como abiertamente racista, al implicar que los afro americanos viven de la beneficencia pública sin trabajar, y llamar al presidente Barack Obama el “Presidente de los cupones de alimentos”.
En el siguiente, ante una pregunta sobre su segundo divorcio y los comentarios de su ex esposa sobre la infidelidad del pre candidato, Newt Gingrich llamó “despreciable” al periodista por hacer la pregunta — otra respuesta que su audiencia consideró brillante.
Por su parte, Mitt Romney se negó a hacer públicas sus declaraciones de renta, error garrafal ya que con una fortuna que se calcula alrededor de US$250 millones y bajo serios ataques por su papel en la compañía Bain Capital, solo confirmó la imagen de que es un multimillonario fuera de contacto con la realidad.
Las encuestas de salida indicaron que Gingrich recibió la mayor parte del apoyo del Tea Party.
También indicaron que la preocupación principal de los electores republicanos, en su abrumadora mayoría de raza blanca y autodenominados conservadores evangélicos, fue la situación económica.
Igualmente, estas encuestas de salida indicaron que los electores decidieron votar por Gingrich en la víspera de la elección.
Ell confirma, una vez más, que además estar dotado de grandes aptitudes políticas, Newt Gingrich realmente conoce al público cuyos votos persigue.
Pésima noche para Mitt Romney, quien se verá obligado a reencaucharse y ver cómo deshacerse de esa imagen de multimillonario élite.
Fuentes varias
