Campaña republicanaMientras que, para sorpresa de nadie, los caucus del estado de Washington optaron por Mitt Romney el sábado pasado, y los precandidatos se preparaban para el “Super Tuesday” este 6 marzo cuando se celebrarán primarias en 10 estados, la mejor descripción de la campaña republicana podría ser confusión, sin rumbo fijo, tambaleando de un candidato a otro, con un público que cada día se inclina más hacia reelegir al presidente.

Romney, indican los resultados oficiales, obtuvo otra victoria en el estado del noroeste con el 37.6 de la votación. Segundo puesto fue para Ron Paul con 24.8 por ciento. Rick Santorum, 23.8 por ciento. Newt Gingrich 10.3 por ciento.

Este martes, se llevarán a cabo elecciones primarias para asignar un total de 410 delegados (la nominación requiere 1144). Georgia (76), Idaho (32), Massachusetts (41), North Dakota (28), Ohio (66), Oklahoma (43), Tennessee (58), Vermont (17), y Virginia (49); y comienzan en Alaska los caucus que durarán dos semanas.

De gran importancia es el estado de Ohio, que además de dar 66 delegados, es uno de los llamados “swing states”, al haber votado demócrata o republicano en algunas elecciones presidenciales. Romney y Santorum van empatados en las encuestas: habrá que ver el volumen de participación, que puede indicar cómo perciben los republicanos de Ohio a los candidatos.

(La presidencia de EUA no se obtiene por sufragio directo sino a través del Colegio Electoral. Cada estado de la unión tiene un número de votos electorales basados en su población; el ganador del estado se lleva los votos electorales).

Georgia, estado sureño conservador ha votado históricamente republicano, pero en esta elección adquiere especial importancia para Newt Gingrich. Además de los 76 delegados, es el estado que hace décadas le envió al congreso y, es allí, que ahora espera revivir su campaña que parece enmarañada.

Para Gingrich, el “Lázaro” de esta campaña habiendo sido enterrado y resucitado tres veces, será su oportunidad de mostrar que todavía tiene cierto atractivo.

Así, todo indica que un posible y claro resultado de “Super Tuesday” es que la campaña, es decir el constante desangre de los candidatos republicanos, va para largo.

El puntero Romney, que tiene una buena organización a nivel nacional, da la impresión de ser tan rico (con por lo menos US$250 millones) que sencillamente no entiende el cotidiano de la persona común y corriente. Proyecta la imagen de un individuo acartonado, un autómata, que cambia de parecer constantemente: flip, flop — más que los otros. Aunque cada día más dirigentes del partido le han respaldado, sigue sin inspirar a las bases.

Inspirar a las bases fue precisamente lo que no hace mucho Santorum creyó que podría hacer, dando la impresión de que llegaría a presentar un serio desafío a Romney. En vez, optó por lanzar una serie de ataques contra ex presidentes, candidatos y dirigentes, presentes y pasados, demócratas y republicanos, trayendo a colación temas como el control a la natalidad, las relaciones sexuales pre maritales, derechos gay, llamando “presumido” al presidente Barack Obama por impulsar a la juventud a instruirse, pidiendo mayor participación de la religión en el gobierno.

[Ecos de este debate se filtraron al comentarista radial Rush Limbaugh, voz de la ultraderecha y gurú republicano, quien llamó “perra” y “prostituta” a la estudiante Sandra Fluke por afirmar que las compañías de seguros debían pagar por los anticonceptivos. Tal controversia causaron las palabras de Limbaugh que se vio forzado a recular, disculpándose en lo que ha sido un enorme fiasco para el partido republicano].

Gingrich abriga la esperanza de que magníficos resultados en el sur le presentarán como un candidato más fuerte que Santorum para robarle la nominación a Romney. Con nuevos millones de dólares donados por un partidario, ha afirmado que seguirá con su campaña, que se ha distinguido por su tono tóxico.

Y Ron Paul sigue como el único candidato incapaz de lograr una sola victoria, con un discurso que sencillamente no encaja con el del partido cuya nominación persigue.

Pero más allá de los candidatos está el electorado –tanto republicano como independiente– cada día más apático.

Lejos de generar interés en la campaña por encontrar un candidato que inspire al partido y gane el voto independiente contra Barack Obama, la campaña republicana ha sido un proceso extenuante.

Son ya más de 20 debates entre candidatos, incontables presentaciones y entrevistas en radio, televisión, periódicos, web que se han marcado por su tono agrio, agresivo — que han producido un desencanto general con los candidatos.

Podría decirse que en el estado actual de la campaña se ven claras las consecuencias del refrán “Cría cuervos y te sacarán los ojos”.

Al iniciarse el proceso el verano pasado, los precandidatos encontraron blancos fáciles para sus ataques: los indocumentados, los que querían extender beneficios de desempleo, seguro médico y derechos de los homosexuales. Se ensañaron contra ellos.

Al cabo de unos meses, con ese mismo veneno, comenzaron a denunciarse mutuamente: “hipócrita”, “mentiroso”, “falta de patriotismo”, “oportunista”, gastando millones y millones de dólares en anuncios de ataques entre ellos mismos.

Y así sucesivamente.

Las encuestas indican que, de tener lugar la elección hoy día, Barack Obama podría ser reelegido.

Y en la medida que se prolongue este proceso de nominación, mayor daño se causarán ellos mismos.

Hasta en julio, cuando en la convención republicana nominarán el candidato que quede.