Funcionarios de las campañas de Hillary Clinton y Bernie Sanders, ambos candidatos neoyorkinos, están estudiando muy de cerca una elección reciente donde el gobernador Andrew Cuomo sufrió tremendo susto.
Fue en la primaria de 2014 por la gobernación del estado que Zephyr Teachout, una profesora universitaria casi desconocida con su plataforma contra el fracking y anti corrupción, logró un tercio de los votos.
En algunas regiones, Zephyr Teachout obtuvo sustanciales mayorías sobre el gobernador Cuomo y su poderosa maquinaria política.
Según informan Nick Gass y Eliza Collins en POLITICO, a la campaña Clinton, “Le preocupa mucho una situación como la de Zephyr Teachout. La izquierda está muy movilzada. Para Clinton no basta con ganar New York. Necesita un margen de 65 a 35”.
La estrategia de Sanders, indica la nota en POLITICO, es enfocar en las áreas donde ganó Teachout — tanto en la región del norte, como en en sur. Allí, el activismo ecologista y en contra del “fracking”, que busca extraer petróleo mediante la inyección subterránea de químicos, impulsaron la campaña insurgente que le quitó el sueño a Cuomo.
Clinton, por su parte, se concentrará en los distritos con más delegados.
Sanders ha pedido un debate; Clinton hasta el momento se niega.
Hay mucho en juego, señala, ya que Sanders nació en Brooklyn, New York, antes de irse a Vermont. Hillary Clinton representó el estado en el senado durante mandato y medio. Las oficinas nacionales de la campaña Clinton están ubicadas en Brooklyn.
Clinton necesita ganar su estado de manera decisiva para demostrar que su campaña tiene el entusiamos para enfrentar los golpes de las elecciones generales. La encuesta a nivel estatal más reciente, realizada por la Universidad Emerson, mostró que ella aventaja a Sanders 71% a 23% en New York. Los aliados de Sanders sostienen que el objetivo de la primaria es erosionar la ventaja en delegados a favor de Clinton y ganar al menos el 40% de los votos, un porcentaje que llaman el “umbral de credibilidad”. Descartan las intimidantes cifras de las encuestas con el argumento de que han comenzado cada elección primaria con una desventaja aparentemente insuperable ante Clinton.
Una primaria presidencial competitiva en New York es casi tan rara como encontrar alquileres asequibles en Manhattan.
Esta vez podría serlo.
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