Aligeremos el corazónA las FARC les cuesta entender el proceso político. Normal ellos estaban acostumbrados al poder de las armas. Así mandaron durante muchos años en las zonas “rojas”, esos lugares apartados del país, en donde sus fusiles eran la ley y el orden.

Reflexiones de Juan Manuel UrrutiaPor eso es comprensible que, ante la primera derrota en las urnas, porque el triunfo del NO es una derrota para quienes firmaron los acuerdos, a saber, el Gobierno y las FARC, se les vea descuadernados.

Primero anuncian su voluntad de paz y su decisión de no volver a usar sino la palabra para promover su causa. Luego resuelven que no, que la derrota del domingo no es con ellos, que ellos pueden desconocer lo que quienes creemos en la democracia conocemos como el constituyente primario

Triste equivocación. Resulta que anunciar que el plebiscito les importa un pepino es ponerle un innecesario palo en las ruedas a los esfuerzos que hace el Gobierno por sacar a Colombia del berenjenal en que la metió. Pero sobre todo es darle la razón a quienes votaron NO.

Al desconocer el resultado del primer proceso electoral en que están involucrados los líderes de las FARC mandan un mensaje errado y peligroso. Son como se decía de un equipo mexicano de fútbol llamado el Jalisco,” cuando gana, gana, cuando empata gana y cuando pierde arrebata”.

No señores de las FARC. Ustedes salieron derrotados en este plebiscito. No se crean el cuento que es que hay unos colombianos odiosos y vengativos que no quieren la paz y que siguen al guerrero Uribe como borregos. Ese ya no va más.

La victoria del NO quiere decir que hay un importante número de colombianos que no les creen a Ustedes y a quienes no les gustan los acuerdos.

Resolver, como dije arriba, que esos votos no valen, genera más dudas y más desconfianza en su compromiso con la verdadera paz.

Es tiempo de recapacitar.

Los que gritan y se rasgan las vestiduras diciendo que les produce vergüenza este país porque estaban con el SI demuestran una lamentable intolerancia. A uno no le debe dar vergüenza un país en donde ganan los que piensan diferente a uno.

Los líderes de opinión indignados del plebiscito muestran la misma arrogancia que Timochenko cuando anuncia que el resultado no tiene efectos jurídicos como medio para proteger las ventajas que le otorgaron los acuerdos.

Los líderes del NO que quieren aprovechar el resultado del plebiscito para avanzar sus causas políticas personales, pidiendo renuncias y mostrándose vengativos, poco o nada contribuyen con su soberbia a la causa de la paz que pretenden defender.

Si algo nos enseñó el proceso que culminó con el resultado del domingo es que desconocer la diferencia, negarse a ver al otro y lo otro, conduce a enfrentamientos innecesarios y a situaciones indeseables.

Colombia vive momentos de angustia por el altísimo riesgo que este proceso, que tiene mucho de bueno, se vaya al traste.

Ya no es tiempo de seguir con la cantaleta de que “esta paz es mía, no mía”. Eso les queda bien a mis nietos, Julia y Joaquín, cuando pelean por un globo de inflar. Además, entre ellos se resuelve fácilmente inflando otro globo.

Resulta que paz no hay sino una y es de todos.

Está previsto que mañana se van a reunir Santos y Uribe. Qué Mäat la diosa egipcia de la justicia y la equidad los ilumine para que entren a su reunión con el corazón tan ligero como una pluma.