165px-Rutgers,_The_State_University_of_New_Jersey_logoDe Guatemala a Guatepeor.

Abrir un hoyo para tapar otro.

Comedia de equivocaciones.

Estas y muchas más maneras describen el drama de los entrenadores de Rutgers University en New Jersey, que ha reemplazado a un entrenador acusado de maltratar a sus jugadores con una entrenadora acusada de maltratar a sus jugadoras.

Es una situación que tiene fascinada a EUA, nación obsesionada con los deportes universitarios.

Y debe tener a los directivos de la venerable institución estatal rojos como los colores del establecimiento — pero de la ira y la vergüenza.

No hace mucho, Rutgers University en New Jersey se vio obligada a destituir a Mike Rice, entrenador del equipo de basquetbol, luego de que se distribuyera a nivel viral un video que lo muestra insultando brutalmente a sus jugadores, tirándoles pelotas — básicamente limpiando el piso con ellos.

Entra Julie Hermann, nombrada directora atlética de la prestigiosa universidad, de cuya entrada se dijo “marcaba un nuevo día. Todo está arreglado”, según informó la Associated Press. 

No tardaron de salir fantasmas de hace 16 años, cuando Hermann era entrenadora del equipo femenino de la Universidad de Tennessee.

Un informe investigativo de Graig Wolff en Star-Ledger, dice Hermann renunció luego de que sus jugadoras se quejaran de “crueldad mental intolerable”. 

Entre las acusaciones se incluye el llamar a las jugadoras, “putas, alcohólicas e incapacitadas para aprender”, dijeron entonces en una carta que le enviaron a la entrenadora.

Según Star-Ledger, las jugadoras no tienen recuerdos muy gratos de Hermann.

Sus relatos pintan a una entrenadora que no tuvo problemas con humillarlas, que se mofaba y reía de ellas sobre su peso y sus desempeño, a veces obligando a las jugadores a hacer 100 al lado durante los partidos, que los castigaba después de peder haciéndolas ponerse al revés su ropa de entrenamiento en público o no les permitía ducharse o comer, y que las enfrentaba entre sí, denigrando a algunas jugadores mientras todo el equipo miraba, y por medio de chismes.

Hasta el momento Hermann dice que no recuerda la carta.

Pero nada de colorín colorado, porque este cuento no ha terminado.

Artículo en inglés