El uso de sumergibles para el transporte de narcóticos de Colombia a México fue el tema de un artículo publicado en la edición internacional de Der Spiegel, publicación que entrevista al capitán de una de estas embarcaciones quien recién terminó una sentencia en una cárcel de EUA.

Escribe Alexander Bühler en la revista alemana que cada viaje llevaba una la tripulación mínima que consistía en un capitán, tres marinos más y un guarda armado asignado por los narcotraficantes. Compartían un espacio de 15 metros cuadrados donde transportaban tres toneladas y medio de cocaí­na. Además, llevaba el barco unas 10 toneladas de combustible, agua y latas con comida.

“El barco se dividía en tres secciones. Una compuerta en la proa llevaba a la bodega de un metro de altura”, dice. El capitán se sentaba junto al timón, un radio y un dispositivo de GPS. Detrás de él, la sala de máquinas con dos motores diesel turbo, combustible para los cuales estaba debajo de las literas. No había sanitarios, luz ni ventilación.

Tal eran las condiciones de hacinamiento, agrega, que de vez en cuando paraban en alta mar durante un minuto para respirar.

Las embarcaciones son endebles y cualquier contratiempo puede ser fatal, ya que se la mayor parte del tiempo el sumergible está a unos 1,500 kilómetros de la costa. No llevan ni siquiera una chaqueta salvavidas, agrega.

Dice, además, que cientos de estas embarcaciones se han construido en estos últimos años, en la selva colombiana en fibra de vidrio, a un costo de medio millón de dólares cada uno. Las autoridades han incautado 53 de ellas; 20 en este último año.

Explica que estas embarcaciones son remolcadas por una lancha de velocidad y, en alta mar, alcanzan una velocidad de 12 nudos náuticos, que son unas 13.8 millas por hora o unos 22 kilómetros por hora. Son casi invisibles al sonar y al radar. El viaje al sitio en la costa de México donde entregan la droga tarda unos 10 días. En el viaje de regreso llevan millones de dólares en efectivo.

En Julio, en el Ecuador las autoridades encontraron un submarino de 30 metros de largo, capaz de sumergirse a 20 metros de profundidad. Equipado con periscopio, motores eléctricos, construido por ingenerios,  requiere una tripulación de marinos de profesión. Es un paso más que el rudimentario sumergible en que una vez comandó Alonso.

Artículo en inglés