La pregunta en las oficinas del correo de la ONU en New York debió haber sido, “OK, ¿quién pidió las 35 libras de cocaína?”
Llegaron desde la Ciudad de México, sin remitente y no iban dirigidas a nadie en particular, escribe Flavia Krause-Jackson en Bloomberg.
Llevaban el logo de la ONU, mal puesto, quizás en un intento de cruzar la frontera, dice.
En el cuarto del correo, llamaron la atención a la seguridad mientras los escanearon.
Dice Bloomberg que la ONU emitió el comunicado siguiente: “Dos paquetes sospechosos fueron interceptados por el Servicio de Seguridad de las Oficinas de las Naciones Unidas en New York. Ni las Naciones Unidas ni nadie ubicado dentro de las Naciones Unidas era el destinatario de este envío y las bolsas no eran de la ONU, ni diplomáticas”.
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