
Si en efecto la monumental excavación en Amphipolis, a un0s 160 km de Tesalonica, en Macedonia, es una tumba, ¿los restos de quién o quiénes contiene?
Escribe James Romm en The Daily Beast que esa es la preocupación de arqueólogos, académicos, expertos en cultura griega y muchos otros que vienen observando como se ha ido rescatando de las entrañas de la tierra un enorme sitio “llamado una tumba por falta de mejor palabra”, guardado por dos esfinges, una circunferencia de 500 metros, con un magnífico muro de mármol.
En lo alto del centro del techo del edificio se encontraba un león de piedra agachado, que fue retirado hace mucho tiempo, pero que sigue intacto — señal de que en la tumba, si en efecto eso es, probablemente descansó un gran soldado o gobernante. La fecha de la estructura, fijada por el análisis del león y de la piedra, parece ser el último cuarto del siglo cuarto antes de Cristo, las décadas inmediatamente después de la muerte de Alejandro en el año 323.
Solo el mismo Alejandro merecería un mausoleo de esas dimensiones, dice The Daily Beast, solo que ello presenta un dilema histórico: Durante muchos siglos se ha dicho que Tolomeo había llevado el cadáver a Alejandría donde fue sepultado y su sepulcro fue objeto de peregrinajes.
Entonces, pregunta, ¿quién podría encontrarse allí? Podrían ser los generales que tomaron el poder a la muerte del gran conquistador, Casandro, Lisímaco y otros.
O podría ser una esposa de Alejandro, Roxana.
¿La madre de Alejandro? Tal vez no ya que fue ejecutada y no habría merecido tanto lujo.
O quizás sea un monumento a muchos heróes.
O quizás no sea una tumba.
En fin, en cualquier momento se anunciará la llegada a la cámara principal.
Y, lo que se diga tendrá que ser sometido a pruebas y cuestionamientos, a menos de que haya evidencia irrefutable.
Mientras tanto, todos esperamos.