Aunque a través de la década de colaboración con Donald Trump, Michael Cohen se ha presentado como un escudero fiel, un “fixer” (el que resuelve problemas) al servicio leal e incuestionable del empresario y presidente, desde que tuvieron lugar las redadas a sus oficinas y residencia por investigadores del Departamento de Justicia, él presuntamente ha comenzado a preocuparse con ser el chivo expiatorio.
Por su parte, el abogado de Stormy Daniels — pseudónimo de la estrella de porno que recibió US$130,000 de Cohen para comprar su silencio sobre una relación que tuvo con el presidente en la época en que su esposa Melania acababa de dar a luz al hijo de ellos — dice que una vez comience a sentir la presión de los fiscales federales, Cohen va a “desmoronarse como un castillo de cartas barato”.
Ya otros antiguos colaboradores del presidente, entre ellos el general (R) Michael Flynn, Rick Gates, y George Papadopoulos, han decidido colaborar con la investigación, según informes.
Y cada día hace mutis otra persona. Unos dimiten. A otros los despiden.
Para los que realmente creen en el presidente Trump, la pregunta es ¿vale la pena?
¿Están dispuestos a sacrificar sus carreras, sus vidas privadas y familiares por un personaje al cual el antiguo jefe del FBI ha llamado un “capo mafioso”, y sobre quien a diario pululan acusaciones y contra acusaciones sobre “estrella de porno”, “conejita de Playboy”, “pagos sospechosos”, “mentiras y contradicciones”, “debilitamiento de cuadros directivos”, “inestabilidad en las bolsas”.
Por meses, diversos informes indican que en el ala oeste de la Casa Blanca cunden el temor y la desmoralización.
Un ejemplo entre muchos:
Para los que confieren un serio respeto a las instituciones de EUA, la escena de el Presidente de EUA, Donald Trump, rodeado de su estado mayor y asesores de seguridad nacional, durante el primer día de John Bolton, uno de los arquitectos de la guerra de Irak, reunidos para discutir la situación militar en Siria, denunciando durante casi ocho minutos la redada por el FBI y el Departamento de Justicia a la residencia y los despachos de su abogado personal, Michael Cohen, fue algo insólito. Surreal. Sumarle el que el objetivo de la redada fue recoger información posiblemente criminal sobre pagos a una estrella de porno, Stormy Daniels, una conejita de Playboy, Karen McDougal, y obtener información sobre una grabación donde el candidato Donald Trump hace alarde de agarrar a las mujeres por el área genital, todo eso eleva la situación al punto del delirio.
¿Imaginamos algunos de nosotros hace un año a donde llegaríamos?
¿Imaginaron ellos que las cosas iban a degenerar a este puntos?
Días muy interesantes y totalmenteu imprecedibles.