¿Quién ganó el primer debate? Si algo mostró este primer encuentro entre Hillary Clinton y Donald Trump fue la deplorable falta de opciones que enfrenta el público estadounidense: Un empresario mentiroso, racista, misógeno que busca aprovechar el descontento del país contra una política del establishment, que durante casi 30 años ha rebotado de un escándalo a otro, siendo instrumental en diseñar e implementar una serie de medidas cuyos resultados afectan al mundo en el que habitamos.

Pasados los 90 minutos que unas 100 millones de personas en EUA y el mundo siguieron, los representantes de Donald Trump aseguran que su candidato ganó; los de Hillary Clinton juran que fue ella quien ganó.

Igualmente, los medios que desde hace rato se han alineado con uno u otro candidato, pronunciaron en sus titulares la victorial del o la candidata que respaldan.

Queda por verse qué piensa el electorado — especialmente el pequeño segmento de personas, en un puñado de estados, que no han decido a cuál de los candidatos apoyar, si votar por uno de los pequeños partidos, o sencillamente no votar.

¿Escucharon (o vieron porque el lenguaje corporal juega un importante papel) algo que les llevara a votar por Hillary Clinton o por Donald Trump?

Durante el debate salieron a colación todos temas que el país ha venido consumiendo en esta larga y corrosiva campaña: Los impuestos de Trump; los emails de Clinton; los tratados de libre comercio; la generación de empleo; corrupción en la política; el surgimiento de ISIS en el Medio Oriente; las largas y fracasadas guerras; brutalidad policial contra las minorías; racismo; machismo; inmigración; privilegio — tanto de nacimiento, como de conexiones políticas; la inmigración ilegal.

Es indudable que Clinton pareció mejor preparada — pero ello trae su lado negativo, ya que sus oponentes la acusan de haberse aprendido bien la lección. De repetir lo practicado en largas sesiones.

La impaciencia se notó en Trump, especialmente en la segunda mitad del debate; pero las caras de mofa que hizo Clinton en repetidas ocasiones han sido percibidas como señal de arrogancia y elitismo.

¿Espantó Trump a sus partidarios o a las personas indecisas?

¿Convenció Clinton a los escépticos de que voten por ella?

Esto lo sabremos en algunos días, cuando comiencen a llegar las encuestas. Mientras tanto, escucharemos la repetición de la repetidera por parte de los medios que ya han definido sus candidatos.

El 9 de Octubre en Saint Louis, el 19 en Las Vegas.

Debate presidencial EUA

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