JUAN TENA, corresponsal en MADRID – Estos últimos días han aparecido en la prensa económica internacional, especialmente el Financial Times (FT) y el Wall Street Journal (WSJ), informaciones y tribunas de opinión acerca de la situación económica española, y del euro en general, que o bien no se ajustan a la realidad o son manifiestamente exageradas. 

Alguna de estas tribunas están escritas por “reputados” columnistas entre los que hay quien se ha atrevido a decir, como es el caso de Matthew Lynn del WSJ que España estaría mejor fuera del euro. Incluso augura que abandonará el euro antes que Grecia, lo cual parece una opinión bastante descabellada y hoy por hoy sin base alguna.

El 31 del mes pasado, por ejemplo, Costa Paris, desde Londres, también en el WSJ aseguró que “El FMI comienza a trazar planes de contigencia para España”, ‘rumor’ que ha sido inmediatamente desmentido por la propia directora gerente del Fondo Monetario, Christine Lagarde.

No hace mucho, Wolfgang Münchau, columnista de Financial Times, aseguraba que España sigue atascada en una trampa de deuda y que el ‘default’ es su única salida. “Si persigue las políticas acordadas, terminará donde Grecia, Portugal e Irlanda, es decir, bajo un paraguas de rescate. Este es el escenario más probable para España”. 

Y lo cierto es que no hay nada más lejos en las intenciones del Gobierno español que abandonar el euro. España está ligada al euro de igual modo que están Italia, Francia, Alemania y el resto de países que comparten la misma moneda. La salida de España o Italia del euro significaría muy probablemente el fin de la moneda y del proyecto comunitario. Por otro lado, España e Italia no son rescatables. Solo la economía de España es el doble que la de Irlanda, Grecia y Portugal juntas. 

Hace dos días el ministro de Economía español Luis de Guindos en su intervención en el Círculo de Economía, que tuvo lugar a orillas del Mediterráneo, en la ciudad catalana de Sitges, aseguró que «el futuro del euro se libra ahora en España e Italia». Es más, habría que asegurar, sin lugar a equivocarse, que es la Europa del euro la que está en juego y en este momento, y que la encrucijada por la que atraviesa Europa se resolverá o no en las dos, tres próximas semanas, si no es antes. Y la solución, según el gobierno de España podría ser la unión bancaria. 

Guindos enfatizó en este punto, y aseguró que en «en los próximos días y semanas» se pueda habilitar un mecanismo de inyección de capital a los bancos de la zona euro, y añadió: «Vamos a ver como en los próximos días se producen señales muy importantes en dicha dirección». Y habló precisamente de avanzar hacia una «unión bancaria» europea. Esto significa una supervisión de las entidades financieras conjunta y coordinadamente y, como es natural un «sistema de depósitos más integrado», de carácter paneuropeo. El Ministro subrayó que “Si en España se hacen las cosas bien y se reducen las primas de riesgo será la piedra de toque de que el proyecto sigue adelante”, destacó. 

Simultáneamente, y mientras la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría viajaba a Washington, el presidente del Banco Central Europeo, el BCE, Mario Draghi, criticó la actuación del Gobierno español en la crisis de Bankia, al asegurar que se había actuado «de la peor manera posible». 

Luis de Guindos negó tan extremo y aseguró que en el proceso no ha existido favoritismo, amiguismos o falta de transparencia en el caso de la entidad, fruto de la fusión de siete cajas (durante este proceso de fusión presidio la entidad Rodrigo Rato, ex ministro y destacado político del Partido Popular), al tiempo que subrayó que el Gobierno ha tenido poco que ver en la decisión de nacionalizar Bankia, que ha correspondido, aseguró, al Banco de España y a petición del propio banco. 

Además, el Ministro no dudo en defender la nacionalización de la entidad ya que lo contrario hubiera sido “una burrada” que habría provocado una situación de desconfianza generalizada, un reacción en dominó, una gran caída del PIB y “la gran depresión”. 

En opinión de Guindos “es algo perfectamente estudiado en cualquier manual, que si dejas caer un banco, quiebra el principio de confianza. Los depositantes no pueden perder, ese es un principio fundamental”, recalcó el Ministro.

 Mientra todo esto sucedía, la vicepresidenta del Gobierno, Sáenz de Santamaría, se reunió con el Secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner. “Hemos hablado de la posibilidad de que los bancos, no sólo los españoles, puedan acudir directamente a obtener fondos, sin ninguna intervención de los estados”, comentó la vicepresidenta. 

Saénz de Santamaría aseguro, igualmente, que el Secretario del Tesoro dijo que ellos trabajaban en el mismo sentido y que era preciso encontrar una solución para los bancos, por cuanto el problema “no es de España” como Estado, aseguró Santamaría, sino del sistema financiero en un determinado momento. 

La vicepresidenta recordó que si nuestro sistema financiero tiene unas necesidades en cierto momento, en otro las han tenido otros estados. “Aquí (en Estados Unidos de Norteamérica) ese asunto se conoce muy bien”, subrayó. 

Por lo que respecta a la reunión que Soraya Sáenz de Santamaría mantuvo con la directora gerente del Fondo Monetario, Christine Lagarde, ésta negó rotundamente, como ya se ha dicho anteriormente, que esta institución tuviera un programa de rescate para España. «Absolutamente no. No ha habido ningún estudio del FMI de programa para España ni discusión sobre dicha posibilidad, de ninguna manera», enfatizó Lagarde.

Una información que ha sido, por otra parte, fuertemente criticada por algún medio español al entender que ayuda y fomenta el acoso a España y su solvencia, que se ve atacada por especuladores que ahondan en sus intentos de ganar a costa de intentar hundir la confianza del paísC. Herrero y D. J. F de La Razón hablan incluso de francotiradores que disparan desde hace tiempo y desde distintas tribunas, es decir mercados.

 Soraya Sáenz de Santamaría cerrara su estancia en EUA este fin de semana con su asistencia a la reunión anual del Club Bilderberg. Esta reunión tiene lugar en un hotel de la localidad de Chantilly (Virginia), a pocos kilómetros de la capital federal.

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