Glenn Greewald en The Intercept comenta sobre la derrota de Hillary Clinton. Traducimos y publicamos apartes de un extenso artículo.
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Los partidarios de Brexit y de Trump fueron continuamente denigrados por la narrativa dominante de los medios (válida o no) como primitivos, estúpidos, racistas, xenófobas e irracionales. En cada caso, periodistas que pasaban todo el día charlando entre sí por Twitter y congregándose en los círculos sociales de las élites en las capitales nacionales — refirmando constantemente su propia sabiduría en un interminable ciclo de retroalimentación — estaban seguros de la victoria. Más tarde, cuando fueron aplastadas las élites que se consideraban con el incuestionable derecho a ganar, dedicaron sus energías a culpar a todos a quienes pudieron encontrar excepto a sí mismos, mientras que duplicaban su desprecio desenfrenado por los que los habían desafiado, negándose firmemente a examinar lo que había impulsado esta insubordinación.
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En pocas palabras, los dirigentes del partido Demócrata a sabiendas optaron por nombrar a una candidata profundamente impopular, extremadamente vulnerable, plagada por escándalos, que — por muy buenas razones — fue ampliamente percibida como la protectora y beneficiaria de todos los peores componentes de la corrupción de la elite y el status quo. Es asombroso ver que aquellos de nosotros que frenéticamente intentamos advertir a los demócratas que nominar a Hillary Clinton era una apuesta enorme y aterradora — que toda la evidencia empírica demostraba que ella podría perder ante cualquier persona y que Bernie Sanders sería un candidato mucho más fuerte, especialmente en este clima político — ahora somos culpados por la misma gente que insistió en ignorar todos esos datos e inisistieron en nominarla de todas formas.
1. Los demócratas ya han empezado a tratar de culpar por la aplastante derrota de su partido a cualquiera y a todos los que puedan encontrar, a todos menos a sí mismos.
Ya se conoce la lista de chivos expiatorios: Rusia, WikiLeaks, James Comey, Jill Stein, Bernie Bros, los Medios, medios de comunicación específicos (incluyendo, quizás especialmente, The Intercept) que pecaron al informar negativamente sobre Hillary Clinton. Cualquiera que piense que la culpa de lo que pasó anoche en lugares como Ohio, Pennsylvania, Iowa y Michigan puede atribuirse a lo anterior se está ahogando en la ignorancia autoprotectora de una profundidad que es imposible expresarla con palabras.
Cuando un partido político es demolido, la responsabilidad principal recae sobre una entidad: el partido que fue aplastado. Es tarea del partido y del candidato, y de nadie más, persuadir a la ciudadanía para que los apoye y encuentrar las maneras de hacerlo. Anoche, los demócratas fracasaron rotundamente, y cualquier autopsia o comentario liberal o un comentario pro-Clinton que no comience y termine por examinar su propio comportamiento es intrínsecamente inútil.
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2. Que el racismo, la misoginia y la xenofobia son omnipresentes en todos los sectores de EUA es indiscutible, incluso desde una mirada superficial a su historia, tanto distante como reciente.
Hay razones por las que todos los presidentes hasta 2008 fueron blancos y todos los 45 presidentes electos han sido hombres. No cabe duda de que esas patologías desempeñaron un papel importante en los resultados de la noche anterior. Pero esa realidad responde muy pocas preguntas y exige muchas críticas.
Para empezar, uno debe confrontar el hecho de que no sólo Barack Obama fue elegido dos veces, sino que está a punto de dejar su cargo siendo un presidente muy popular: ahora lo ven más positivamente que Reagan. EUA no era menos racista y xenófoba en 2008 y 2012 de lo que es ahora. Incluso los demócratas incondicionales propensos a calificar a sus oponentes como fanáticos reconocen que se requiere un análisis mucho más complicado para entender los resultados de anoche. Como dijo Nate Cohn del New York Times: “Clinton sufrió sus mayores pérdidas en los lugares donde Obama había sido más fuerte entre los votantes blancos. No es una simple historia de racismo”. Matt Yglesias reconoció que el alto índice de aprobación de Obama es inconsistente con las representaciones de los Estados Unidos como un país” enamorado de racismo”.
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3. Durante los últimos seis decenios, y particularmente durante los últimos 15 años de la interminable guerra contra el terrorismo, ambos partidos políticos se han unido para construir un sistema de poder autoritario aterrador y sin precedentes invasor y destructivo, acompañado por la autoridad desenfrenada del uso del poder ejecutivo.
Como resultado, el presidente de EUA tiene bajo su comando un vasto arsenal nuclear que puede destruir el planeta muchas veces; las armas más mortales y más caras jamás desarrollados en la historia humana; autoridades legales que le permiten perseguir muchas guerras secretas al mismo tiempo, encarcelar individuos sin el debido proceso, y sin supervisión ordenar asesinatos (incluyendo a ciudadanos de EUA); organismos de la ley internos que han sido construidos para actuar como ejércitos parmilitarizados permanentesl un vasto sistema que permite el encarcelamiento mucho más fácilmente que la mayoría de los países occidentales; y un sistema de vigilancia electrónica deliberadamente diseñado para ser omnipresente e ilimitado, incluso en suelo estadounidense.