The Washington Post

Durante décadas imperó en Colombia la idea de que la justicia jamás alcanzaría a Alvaro Uribe Vélez, el expresidente, ex-senador y jefe político del ultraderechista Centro Demócratico. Después de todo, Uribe enfrenta más de 180 denuncias y 28 investigaciones por la justicia — algunas de las cuales se remontan al siglo pasado.

Pero el mito, escribe la politóloga colombiana Olga Behar en una columna de opinión en el Washington Post, se quebró a comienzos de agosto cuando la Sala de Instrucción Especial de la Corte Suprema impuso una medida de detención preventiva contra él político más poderoso de la nación sudamericana de 49.5 millones de habitantes.

Por ahora está recluido en su lujosa hacienda El Ubérrimo, una propiedad de entre 1,300 y 1,500 hectáreas, en el departamento de Córdoba, explica la autora de más de 20 libros,

Esto significa que, difícilmente, Uribe —el preso número 1087985, de acuerdo con el Instituto Nacional Penitenciario— podrá regresar a la arena política antes de la próxima elección presidencial, programada para mayo de 2022. Por el contrario, deja su curul en el Senado y no podrá acompañar a su próximo candidato presidencial en las correrías por el país, como lo hizo con Duque.

El artículo es imprescindible para comprender la situación en Colombia y lo puedes leer en su totalidad en el Washington Post.

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