Cuando ocurrió en Goiânia Goiás, Brasil, en 1987, fue el peor accidente nuclear que el mundo jamás había visto. Dos hombres encontraron una cápsula del tamaño de una bola de billar con cloruro de cesio radiactivo entre escombros del Instituto Goiano de Radioterapia, que había sido parcialmente demolido.

Pensando que tenía algún valor como chatarra, vendieron la cápsula al propietario de un depósito de chatarra. Allí pasó la cápsula radiactiva más de dos semanas antes de ser debidamente identificada.

Durante este periodo, las personas que la tenían la rompieron a martillazos intrigados por una luz azul que emitía. Luego, al abrirla, algunos de ellos se aplicaron un polvo radiactivo azul en el rostro.

Al enterarse del contenido de la cápsula, cundió el pánico y unas 130,000 personas visitaron los hospitales, de los cuales unas 250 personas estaban contaminadas y 20 de ellas requirieron tratamiento. Cuatro personas murieron: los dos hombres que encontraron la cápsula, la esposa del dueño del depósito de chatarra y una niña de 6 años que aplicó el polvo azul la cara.

Para las otras personas, aumentaron los riesgos de contraer algún tipo de cáncer.

Fuente Wikipedia


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