BurundiBUJUMBURA, Burundi, Abril 27 –El domingo era domingo. Día de ir a misa. La catedral, generalmente llena en la misa de ocho y media se veía vacía. La gente, respondiendo al llamado de los líderes de la “sociedad civil” salía de las comunas de la periferia a unirse a la marcha que empezaría, después de misa, en la catedral.

La policía reprimió con violencia las marchas que se formaban para bajar al centro. Supongo que pensaron que no se notaría. Pero la gente no llegó a misa ni a la marcha Las fotos llegaron.

La tarde del domingo como cualquier tarde de domingo estuvo silenciosa. Las calles cerca de mi hotel estuvieron vacías, yo había llegado el domingo anterior y recordaba algo más de tráfico pero no mucho. Sin embargo cuando no hay carros uno oye la gente caminando y ayer no se oía nada.

Caída la noche los corrillos se vuelven a formar, cada quien trae informes de fuentes diferentes. Yo por viejo, no por sabio, sé que lo mejor es esperar que todo eso decante y preguntarle al que más callado ha estado que es el que generalmente más sabe porque tiene la responsabilidad profesional de saber y de no alardear.

Así fue, James, un veterano como yo, encargado de información y prensa de una embajada sabe. “Tomorrow it is going to be nasty”, me dice. Vaya a su oficina pero tenga cuidado, si ve mucha gente en una esquina devuélvase.

A las diez de la noche confirman que la Sociedad Civil ha convocado a nuevas marchas que se iniciarán a las seis de la mañana.

Pinche sociedad civil la manía que tiene de mandar a los civiles a que le pongan el pecho a las balas y que enfrenten a la policía en las calles mientras ellos tuitean y llenan páginas y páginas de Facebook.

Como si nada, yo estoy listo para salir a las siete y media.

Me recoge Alice, mi conductora, que pone música “disco” ochentera a todo volumen, y habla poco. Su marido es periodista en una de las emisoras de radio de la oposición, ayer se quedó sin trabajo.

Siento la angustia de Alice.

En la oficina nadie trabaja, corrillos en los pasillos.

BurundiReportes de las regiones. Las misiones que salían a atender las poblaciones no se hacen ilusiones, no pasarán los retenes.

Camino a la oficina veo muchos más policías.

Sin casco, sin escudo, sin bolillos, añoro el ESMAD.

Estos pobres policías sólo tienen su fusil de dotación para enfrentar a los manifestantes. ¿Qué hacer cuando se te viene una turba de veinte, no más de veinte, tipos con sus ramas y sus palos? No tienes más defensa que tu fusil. Te da miedo, no rabia ni ansias de venganza, puro pavor. Disparas. Los mandaron a la calle a matar.

La sociedad civil ha convocado a los civiles a salir a protestar.

Los líderes están sin embargo escondidos.

Convocan y mandan a la gente a que le pongan el pecho a las balas. Aducen que los quieren capturar. Ellos esperan que les lleguen las fotos y las suben en páginas de Facebook llenas de arengas democráticas.

Los mártires, los muertos, los heridos los ponen otros.

PresosTenía cita con unos sudafricanos que dirigen la empresa de telefonía celular con quienes estamos montando un programa. Todos evacuaron. ¿Y yo que putas hago aquí? Me pregunto.

Recibo la orden de salir.

El paso de la frontera por tierra hacia Ruando está congestionado, los guardas fronterizos tienen la mecha corta.

Con tu pasaporte colombiano y sin visa no te aconsejamos aventurarte, me dicen.

Procedo a solicitar la visa. Con mucho gusto me dicen llene el formulario, mande su pasaporte y una copia y dos fotos, se lo damos en dos días hábiles. Lo que pasa es que esos días no son muy hábiles que digamos y además ¿Dónde me saco la foto? Ah, eso si hay que esperar a que abran el sito donde toman las fotos. Hay cientos de ellos pero hoy, por miedo, están todos cerrados. Ruanda no es opción.

Kenia entonces. Vía aérea. Vuelos sobrevendidos. Peleas en el aeropuerto, me veo con mis sesenta y pico añitos peleando por un cupo con una madre de cinco y su marido cuarentón con cuerpo de gimnasio. Ni modo. Hoy no salgo

De vuelta a los corrillos del hotel, que ya parecen más bien chorrillos de babas. Casi que yo con yo.

Salgo mañana a las tres de la tarde vía Addis Ababa.

Ojalá.

Esta noche repetiremos la liturgia de los cucarachos internacionales en vías de evacuación. Que dicen que en aeropuerto hay que tener…. Que tres horas antes no alcanza. Que si puede imprimir el pasabordo antes mejor. Que ojalá el vuelo salga a tiempo porque con Ethiopian uno nunca sabe.

Bueno. Otra revuelta más. Otro gobernante que se pasa las necesidades de su gente por la faja. Otra oposición miope que grita “a la calle” sin saber para qué.

Y yo que quería llevarle esos celulares a esos niños para que ayudaran a promover la prevención del a malaria, que sigue matando más gente en Burundi, y en África que el SIDA.

Otra vez será, me digo.

¿Me estaré mintiendo?

Fotos cortesía iwacu

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