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Hace cuatro años, por estos tiempos, sin cuarentenas ni virúses, en una de esas cenas familiares con abrazos, besos, buena comida y harto vino, me atrevía a decir que el peluquín iba a ganarle la elección a la señora Clinton que a mí siempre me pareció muy mala candidata.

Dentro de dos meses, el 3 de noviembre los norteamericanos estarán votando para reelegir al peluquín o para salir de él.   La mayoría de quienes me rodean, los medios de comunicación y la gente “normal” esperan un triunfo de Joe Biden.  Yo no puedo imaginar lo que sería una reelección del peluquín.

En febrero en cualquier conversación sobre el asunto de la elección presidencial en los Estados Unidos terminaba en empate o favoreciendo al peluquín.  La economía iba bien y el argumento de que era la herencia de Obama no tenía eco.  El “impeachment” había resultado en un estruendoso fracaso para la señora Pelossi y el establecimiento demócrata.  

Juan Manuel UrrutiaLuego llegó el Covid-19 y literalmente mandó apagar.

Hoy, con base en encuestas realizadas en los primeros cuatro días de septiembre, el Financial Times presenta un análisis de estas a nivel estatal, que son las más “certeras”.  Tomando como base el promedio ponderado (weighted average), Biden le llevaría 7.9 puntos porcentuales al peluquín en el total nacional.  El mismo análisis establece que Biden tiene una sólida ventaja (solid) en 18 estados que le darían 203 votos electorales.  Otros 7 estados tenderían a favorecer (leanning) a Biden, lo que representa 66 votos electorales.  Siguiendo el mismo proceso el peluquín tendría una sólida ventaja (solid) en 16 estados con 80 votos electorales y otros 7 estados tenderían (leanning) a favorecerlo con otros 80 votos electorales.  Quedando por definirse (toss-up) 8 estados que darían 109 votos electorales; incluyendo a Florida (29 votos electorales) y Ohio (18) que podrían ser la clave.

https://ig.ft.com/us-election-2020/

Uff dirán los partidarios de Biden.  

No tanto.

Hay que leer el escenario que presenta el análisis del Financial Times en los estados en donde hay empate y en los estados en donde se ve alguna tendencia, ya que ninguno de los dos candidatos, a dos meses de la elección tiene una sólida ventaja en suficientes estados para obtener 270 votos electorales que son los necesarios para ganar la elección.  La conclusión es que la elección está lejos de estar definida.  Que los dos meses que vienen van a ser decisorios y ahí es donde a mí se me ponen los pelos de punta.

De frente expreso mis dudas.  Creo que Joe Biden es un candidato soso, no inspira y eso me da miedo pues está enfrentado a una tromba de las comunicaciones, casi todas falsas que es el peluquín arrollador.  No le tengo mucha fe a Biden en un debate con un mentiroso profesional como el peluquín. 

Habrá tres, el primero el 29 de septiembre, en Cleveland, Ohio, moderado por el presentador de FOX NEWS (Anchor) Chris Wallace.  El 19 de julio de 2020, Wallace hizo una entrevista en la que puso al peluquín contra la pared, exponiéndolo cuando manipulaba la información o cuando mentía.  La reconocida comentarista Megan McCain dijo sobre la entrevista “it was the first time I’ve really seen President Trump squirm”, ¡el significado de la palabra squirm es ¡retorcerse!  Wallace, hijo de Mike Wallace el célebre reportero de 60 minutos, tiene fama de ser un entrevistador incisivo.

La fuerza del mentiroso radica en que se cree sus mentiras como si fuesen la verdad revelada.  Para desenmascararlos se requiere una actitud dinámica, agresiva y combativa que no le veo a Biden, de pronto Wallace le ayude, ya que tiene fama de no tragar entero, pero una cosa va de entrevistador a moderador.

Trump sabe que para ganar la reelección necesita mantener viva la polarización absoluta.  Su discurso de la ley y el orden en donde se presenta como el redentor que salvará a los Estados Unidos de un régimen de extrema izquierda de corte “castro chavista” se sostiene en una constante interpretación ideológica de los hechos, la verdad no cuenta.  

Trump le apuesta a una rápida recuperación de algún indicador que muestre que la economía va por buen camino.  La tasa de desempleo estaba en 4.7% en enero de 2017, llegó a 3.5% en febrero de 2020 lo que el peluquín reclama como un logro de su gobierno.  En abril de 2020, a raíz de la pandemia, llegó a 14.7%, el peluquín le echó la culpa al virus chino.  En agosto bajó a 8.4%, y el peluquín ya se refiere a este indicador como un logro de sus políticas.

El manejo de la pandemia del peluquín ha sido cuestionado y es cuestionable.  Su apuesta es asustadora, ha dicho que la vacuna estará disponible en 1 de noviembre. En el manejo inicial el peluquín ha demostrado que en esta instancia la verdad y la ciencia no le importan.  No le temblará la mano para anunciar que hay una vacuna disponible así ésta no haya cumplido con todos los requisitos y si la OMS cuestiona esa decisión, dirá que eso es también culpa de los chinos.  En este asunto el cálculo es monstruoso.  Poco importa que la vacuna sirva o no, poco importa que tenga efectos secundarios terribles, lo que importa es tener algo listo para lanzarlo el 1 de noviembre, ganar la elección el 3 y luego veremos.

El discurso del peluquín está listo. Los blancos somos más, somos más buenos y los otros nos quieren quitar el poder para acabar con la grandeza de los Estados Unidos.

¿Quiénes son los otros?

Las universidades de la élite que se han convertido en centros de promoción de la ideología de izquierda

Los periódicos como el Washington Post y el New York Times, pasquines de extrema izquierda que defienden el caos y el terrorismo

Los negros, los latinos, lo inmigrantes que no sean blancos, altos, rubios y protestantes.

Y a todos ellos los representan Joe Biden y Kamala Harris.

Los resultados reales de las políticas racistas y miopes del peluquín no importan.  

El Washington Post ha publicado tres editoriales en los que resume el tamaño de desastre que ha sido la gestión del peluquín y lo que significaría para la democracia de los Estados Unidos la reelección del peluquín.  

El peluquín y sus partidarios, la derecha más reaccionaria de los Estados Unidos se están inventando otra verdad en la que todo lo que no sea Trumpetero es una conspiración de la izquierda.  

Algo así como el cuento del castro chavismo al que acude el centro democrático en Colombia para desacreditar a cualquier contradictor.

Para un lector cuidadoso, Joe Biden propone unas políticas sensatas, una actitud conciliatoria y unas reformas sociales fundamentales.  Hay que recordar, sin embargo, que los norteamericanos eligieron hace cuatro años a un tipo que decía que a las mujeres hay que agarrarles lo que en las publicidades colombianas llaman la zona V y muchas otras barbaridades.

Hace cuatro años se me ocurría que el peluquín iba a derrotar a la señora Clinton porque ella era pésima candidata.

Mi gran tristeza es que la señora Clinton me parecía mejor candidata que el senador Biden.