Relaciones profesores alumnosEl titular de El Tiempo, domingo 31 de marzo, lo dice todo, hasta ahora las universidades dicen poco o nada.

https://www.eltiempo.com/vida/educacion/acoso-sexual-en-universidades-343888

A comienzos de la década de 1980, tuve la suerte de haber sido profesor universitario.  Primero como profesor de cátedra, luego como profesor de tiempo completo en la facultad de Economía de la Pontificia Universidad Javeriana.

Reflexiones de Juan Manuel UrrutiaRondaba los treinta años, casado, mi hija tendría de tres a cuatro años.  Todavía creía en la fidelidad como elemento fundamental de la relación matrimonial. Enseñaba dos materias, introducción a la administración para los primíparos y las primíparas y un curso de matemáticas financieras para estudiantes de sexto semestre.

Tuve alumnas que con mucha “frescura” coqueteaban con los profesores.  Yo era exigente, pero también era amigo de mis estudiantes.  Y las que eran mis amigas me contaban cositas. Fundamentalmente a comienzos de los años ochenta en la Universidad Javeriana como en muchas universidades del mundo, se “toleraban” las relaciones afectivas entre el cuerpo docente y los estudiantes de ambos géneros.

Todavía hay quien sostiene que una relación afectiva consensual entre un o una estudiante y su profesor o profesora es aceptable.  No creo. El profesor es el profesor y el alumno es el alumno y ahí hay una relación de poder.

En estos días ando de viaje con Mónica.  Estamos en Ithaca, sede de la Universidad de Cornell, una de las más famosas universidades de los Estados Unidos.  Me informan que recientemente la Universidad de Cornell, después de una consulta con todos los “stakeholders”, ha hecho explícita una política que prohíbe cualquier relación afectiva entre profesores y alumnos.

Mejor llegar tarde que después.

El caso del profesor Amézquita en la facultad de biología de la Universidad de Los Andes es el peor de los ejemplos.  En este caso no se trata de una denuncia, son muchas.  Amézquita seducía a sus estudiantes, las enamoraba. Y no era el único tengo entendido.  Tengo conocimiento de dos casos de alumnas de biología de los Andes que tuvieron su rollo con profesores, una de ellas con Amézquita.  El artículo del El Tiempo no deja claro cuantas denuncias de la Olla Comunitaria se refieren al caso Amézquita.  La denuncia que aparece en El Tiempo es típica. Amézquita se le insinuó a la estudiante, como lo había hecho con muchas otras, discretamente le echó los perros y ella de frente lo paró, pero los perros quedaron echados.  La defensa de Amézquita es pobre.

La reacción de la Universidad de Los Andes y la de todas las universidades colombianas mencionadas en el artículo es blanda. Esas investigaciones son poco efectivas. Muchas de las víctimas de la cacería de predadores como Amézquita no quieren contar el cuento.  Amézquita se defenderá diciendo que han sido relaciones consensuales.  ¿Cuántas? Me dicen que varias.

Si yo fuera el rector de los Andes, copiaría, dándole crédito para que no me acusasen de plagio, la política anunciada por la Universidad de Cornell y la implementaría sin miramientos.  Y si fuese estudiante de los Andes boicotearía las clases de Amézquita y listo.