Anoche en el espacio de una hora los colombianos tuvimos la ocasión de oír a los jefes de los equipos que negociaron y firmaron el acuerdo final y al Presidente de la República. Estos son los sentipensamientos del momento
El acto de contrición y propósito de enmienda no es patrimonio exclusivo de la Iglesia Católica, debe ser patrimonio de la humanidad y eso le hizo falta al discurso de Iván Márquez ayer.
Desafortunada falta de visión histórica. Era el momento ideal para acallar a muchos críticos del proceso de paz. Si en momento tan importante, el jefe negociador hubiera mostrado tan solo un poco de arrepentimiento, si hubiera hecho un acto de contrición y mostrado un propósito de enmienda la faena, como en las plazas de toros hubiera resultado redonda y hubiera salido en hombros. Pero no, le hizo falta el centavo para llegar al peso y para muchos salió por la puerta de atrás.
De la Calle estuvo espléndido ¡Qué gran colombiano! Medalla de oro, pero a Márquez no le dio ni para diploma olímpico.
Amenazante. Su peor frase, en la guerra se comenten errores. Con decir “las FARC EP somos conscientes que hemos hecho daño y que cometimos actos que no hemos debido cometer” hubiera quedado en el podio. Si hubiera dicho, además, que estaban arrepentidos por los excesos cometidos, le hubiera alcanzado para medalla de plata y si hubiera pedido, aunque sea, un poquito de perdón, de pronto comparte al de oro con De la Calle.
Pero no. No les alcanza.
Luego vino el discurso del Presidente. Dejo un solo comentario de alguien que no ha sido precisamente un ruidoso santista, creo que hasta votó por Oscar Iván Zuluaga, “Por primera vez me emocionó JMS”
En inglés, idioma extremadamente preciso hay una frase “take the high ground” que expresa el concepto de que siempre le va mejor al que actúa con altura.
El gobierno de Juan Manuel Santos y su equipo negociador logró eso, se tomaron el penthouse, por decirlo en español estrato seis.
Por lo que he podido ver hasta ahora en los acuerdos parecería que no es cierto que le estén entregando el país a las FARC.
La Silla Vacía, cuya objetividad es de las más altas, hizo hace algunas semanas este análisis que ya había sido mencionado en una columna anterior.
Coronó la noche, para mi leal saber y entender, la frase del comandante de las Fuerzas Armadas que dijo que “vamos a cuidar, vamos a darle seguridad al enemigo de 52 años a quien hemos derrotado con nuestra actitud ética”.
Ese es el gran ganador de ayer, el soldado que no va a tener que seguir poniendo su vida en riesgo para defender nuestros privilegios.
Lo demás se irá decantando a medida que se conozcan los acuerdos.
Yo me declaro profundamente satisfecho al oír que a los guerrilleros desmovilizados les van a dar seiscientos mil pesos mensuales, una tercera parte de la suma que cacareaba la oposición.
Pero como no todo es perfecto me queda una gran preocupación ¿Qué ha pasado con los niños combatientes que las FARC iban a entregar?
El día en que Colombia le dijo #AdiósALaGuerra. Así se anunció el acuerdo final de paz pic.twitter.com/Gymxi8hluM
— Presidencia Colombia (@infopresidencia) August 25, 2016
