Juan-Manuel-26-300x270A estas horas al final de la semana estaremos levantándonos a votar, en Colombia, para elegir el Congreso de la República, en el exterior ya están votando

Habiendo anunciado mi voto me puedo dedicar a la carreta.

Idealmente en unas elecciones parlamentarias, de alguna manera, el elector debería tener la opción de escoger entre el candidato de un partido  gobernante o que apoya a un gobierno y los de los partidos de oposición.

Laboristas versus conservadores y liberales independientes en  la Gran Bretaña, la democracia pro excelencia para mi gusto.

Republicanos versus Demócratas en el Imperio.

En Gran Bretaña el descontento de la gente tumba gobiernos en las urnas, en los Estados Unidos el contrapeso de un Congreso de oposición le marca la agenda al Presidente.

En un mundo perfecto quienes están en el gobierno representan una ideología, una forma de ver la sociedad, y quienes están en la oposición representan una forma diferente de ver esa misma sociedad.

Eso sería la política civilizada.

Durante los últimos cuatro años Colombia ha tenido un Congreso dominado por una coalición de Gobierno, que llegó a tener el 80% de los votos.

Un congreso que hubiera podido pasar las reformas que hubiera querido, pero sobre todo las reformas que el país requería con urgencia: la de la justica, la de la educación, la de la salud, la de las pensiones.

En el primer año, ese congreso algo hizo.

Por ahí salieron una Ley de Tierras, una de Reparación de Víctimas y una con el Marco Jurídico para la Paz, aunque esta última fue bastante cuestionada.

Pese a que el Gobierno ha tratado de celebrar el éxito de la legislatura, la verdad es que se rajaron.

Es casi imperdonable que la reforma de la educación se haya quedado en el tintero por la falta de capacidad de consulta del Gobierno. No fueron capaces de lograr un consenso con estudiantes y maestros que se unieron en marchas y movilizaciones que dieron al traste con la propuesta del Gobierno.

Luego el Gobierno parece haberse aburrido con el tema y “dejó así”.

Con la reforma de la justicia, el casi no se vale.

Es imperdonable lo que sucedió.  El Gobierno no fue capaz de consolidar un proyecto de reforma que tuviese sentido y lo dejó en manos de los parlamentarios, quienes a punta de triquiñuelas y de mangualas se inventaron una reforma que era un aspaviento.

Al Gobierno no le quedó más remedio que vetarla.

Con la de la Salud el caso es aún más triste, ya que el lobby de los “empresarios de la salud” se ha encargado de enredar el proceso hasta tal el punto que el Ministro de Salud advierte que lo que aprobó el Senado puede pasar un mal rato en la Cámara.  Horror! Así empezamos con la de la justicia, y los congresistas acabaron cuadrando el tema en la conciliación.

Es tan triste el panorama que en esta época pre-electoral, con recursos del Estado, se proyecta un comercial que canta las alabanzas de la ley de los borrachos, que se tramitó en tiempo record, para castigar a quienes manejen sus vehículos bajo la influencia de bebidas alcohólicas.  Dicen los que saben que la Ley quedó mal hecha y en una de esas se cae.

En un sistema político funcional esa coalición iría a las urnas seriamente cuestionada y posiblemente sería derrotada.

¿Cuáles son las opciones serias en la oposición?  El Centro Democrático y el Polo Democrático.

El uno nos metería una visión de extrema derecha de la sociedad que no puedo compartir y el otro una visión de izquierda aún peor.

Cuatro años de una mesa de Unidad Nacional sumida en el clientelismo y untada de corrupción y parapolítica nos dejaron sin una opción coherente en el centro.

Cuando oigo decir que el voto en blanco en una opción a considerar, se me ocurre que es indispensable hacer una revisión de nuestro sistema político.

Cuando leo que la “Unidad nacional”, pese a sus pésimos resultados va a sobrevivir, y con más oposición si Uribe saca el resultado que todos le atribuyen, anda pensando en otra reforma constitucional, entro en pánico.  Me aterroriza pensar que aprovechen la aplanadora de la mermelada para hacer una reformita que les convenga.

Lo que necesitamos para el sistema político colombiano se llama overhaul en inglés.  Tiene, como la gran mayoría de las precisas palabras de ese idioma, muchas traducciones al español. Escoja.

Requesoncito: Para quienes en una época de su vida jugaron RISK.  Miren en mapa de Crimea y el mar Negro.  Su rival ocupa Ucrania y Turquía. Usted tiene su fuerza, su base en Rusia y además tiene unos ejércitos relativamente fuertes en Crimea, ¿los fortalece y se queda?  ¿Deja una presencia mínima y entrega a Crimea? ¿Ya?

Póngase en los zapatos de Putin