Juan-Manuel-26-300x270En reciente reportaje, el ex precandidato presidencial Don Francisco Santos nos cuenta como le tumbaron su candidatura en una convención amañada en el partido Uribe CD.

En el requesón del viernes incluí un link a una publicación de El Espectador que presenta unos “chats” vía “WhatsApp” en los que una reconocida uribista, o furibista, denuncia la corrupción de la convención de ese partido.

Viejas prácticas, que denunciara Luis Carlos Galán en repetidas ocasiones y que lo llevaron a crear el Nuevo Liberalismo y finalmente a imponer una democratización del Partido Liberal como condición para ser su candidato.

A Galán lo mataron.

Todavía estamos tratando de saber quién ordenó el magnicidio, pero hubo participación de los narcos.

Viejas prácticas que también han estado en la raíz de la podredumbre del partido conservador.

Los candidatos, los directorios, se escogen a dedo.  Las bases no son consultadas, las discusiones programáticas no existen.

La política la dictan los puestos y las clientelas, nunca los programas y mucho menos las ideas.

El Uribe CD se ha presentado como un movimiento que busca la renovación en la política colombiana.

Amparados en el innegable prestigio del ex presidente Uribe, presentan una lista para el Senado que realmente, de ser elegidos, significarían un conjunto de nuevas caras.

¿Renovación?

No necesariamente pues al mirar el resultado de la convención uribista descubre uno que las prácticas no han cambiado y que para estar en el Uribe CD hay que aceptar lo que una de sus militantes ha descrito como “fraude y corrupción”, mientras Uribe exige respeto.

Denuncia Francisco Santos que la convención la amañaron dos expositores de la sucias prácticas clientelistas en  la política colombiana.

El uno, Joselito Guerra, liberal de los turbayistas que llevaron a Galán a retirarse y a fundar el Nuevo Liberalismo en los ochenta, condenado en el proceso 8,000.

El otro Fabio Valencia Cossio que posiblemente es el político que más convenciones ha amarrado en la historia del partido conservador y sin duda el que más hermanos y primos ha colocado en la burocracia oficial.  Esa es la renovación que nos propone el uribismo.

Para quedar bien con Uribe, Pachito, dice que a Mister President le lavaron el cerebro. O sea que al renovador lo renovaron.

El vienes pasado en reportaje con María Isabel Rueda en El Tiempo, Juan Manuel Galán anuncia que no asistirá a la convención del Partido Liberal pues desconociendo a las bases, el presidente del partido Simón Gaviria, y su papá, han pactado, a cambio de la reelección de Simón, que la renovación del partido pase por el reencauche del samperismo en cabeza de Horacio Serpa.

Triste noticia que el sucesor elegido de Luis Carlos Galán, supuestamente asesinado por los narcos, pacte con el narco presidente para descabezar a quien le ungiera con la sucesión y favorecer a su hijo.

Hoy Mauricio Vargas connotado periodista y columnista, muy cercano a los afectos del ex presidente Gaviria, explica que  el acuerdo que resultó en la elección de Gaviria hijo y de Serpa es el resultado de un chantaje que le hicieron los amigos de Serpa a los Gaviria.

O le daban la cabeza de la lista a senado a Serpa  o ellos sacaban a Simón de la presidencia.

O sea la renovación del Partido Liberal quedó en manos de un presidente del partido que no lee las leyes que aprueba y que prefiere entregarle el partido a las viejas prácticas y de un candidato que hizo parte del más escandaloso episodio de la política colombiana, el famoso narco gobierno de Ernesto Samper.

Le queda a uno la duda de si las acusaciones de Andrés Pastrana esta semana son menos temerarias y sobre todo más ciertas que lo que han pretendido Samper y Gaviria.

Para rematar, el gran renovador, el que creó el partido de la U y la Fundación Buen Gobierno, el presidente Santos, va al sainete llamado convención del Partido Liberal a endosar semejante vagabundería a cambio de un irrestricto apoyo a su re elección.

Cero y van dos derrotas a la transparencia y a la verdadera y muy necesaria renovación de la política colombiana.

Extrañas alianzas.

La de Uribe con Joselito Guerra y Fabio Valencia para imponer a su candidato.

La de César Gaviria con Samper y Serpa para imponer a su hijo.

Nos quedamos sin opciones.

La actual podredumbre del Partido Conservador es, en buena parte, el resultado de las mismas viejas prácticas mafioso clientelistas.   Ahora, llevado de las pulcras manos de Omar Yepes quien  con su oponente liberal el senador Víctor Renán Barco desplumaron a Caldas durante más de veinte años, propone una lista renovadora encabezada por el joven y prometedor político costeño Roberto Gerlein.

Para rematar aplaza la convención a ver si de aquí a enero aparece más mermelada para endulzar la tostada y montarse en el bus de la reelección con Gaviria, con Samper y con Serpa.

Santo Niño de Atocha dirían mis amigos mexicanos ante tales despropósitos.

El Polo Democrático Alternativo todavía no ha explicado como hicieron para no enterarse del robo a Bogotá.  Uno de sus dirigentes, en la revista Semana todavía se atreve a decir que a los Moreno no se les ha comprobado nada, que hay una mano negra en la prensa.

A sus dirigentes se les perdió la lupa, que usan para buscar a los corruptos, en la oficina de la Secretaría de Gobierno del Distrito.  Debe estar enterrada en las ruinas de los hospitales de Bogotá.

La Alianza Verde va a escoger su candidato por medio de una encuesta.  Algo más democrático como práctica, pero todos sabemos que los progresistas de Petro se apropiaron del movimiento y propondrán un gobierno cargado de ideología y sin ninguna eficacia o de pronto nos proponen a Ingrid que resuelve arreglar con las FARC, con otro auto secuestro pero esta vez en un velero en las costas de Cuba.

Lástima, como me hace de falta Goyeneche, ese era buen candidato.

Tocará votar en blanco.

Requesoncito: Sin querer queriendo me pregunto, como fue que el Ministro de Defensa Rafael Pardo, que se reunía todos los domingos por la tarde con el Bloque de Búsqueda en Medellín para monitorear la persecución a Pablo Escobar, no se dio cuenta que esa misma gente duró seis meses escuchando y grabando a Miguel Rodríguez.  Y si se dio cuenta ¿por qué no le contó al Presidente Gaviria, ni al país?