Marciano destruirían a la humanidad para salvar sus civilizaciones, ElMolinoonline.comJuan Manuel UrrutiaImaginemos que no somos colombianos.  Es más imaginemos que somos marcianos y que nos mandan a buscar un estudio de caso sobre asuntos políticos y de gobierno fuera de lo común.

Y nos encontramos con Colombia.

Para iniciar nuestra indagación preguntamos ¿Quién es el mejor presidente que ha tenido Colombia en los últimos cincuenta años?  Álvaro Uribe Vélez es la respuesta casi unánime.

¿Quién es el peor?  Opiniones divididas.  Los entrevistados nos pasan por la lista de todos los presidentes, sobre quienes la opinión es generalmente negativa.  Insistimos ¿Casi todos han sido más malos que buenos, pero cuál es el peor?  Ernesto Samper Pizano es la respuesta mayoritaria.

En algunas entrevistas, generalmente con personas de centro o de izquierda encontramos una respuesta incoherente.  El peor presidente fue Álvaro Uribe Vélez. ¿Cómo así?

¿Cómo es posible que Álvaro Uribe haya sido el mejor presidente para muchos y el peor para otros tantos?

Mis compañeros marcianos dijeron, estos colombianos están locos, esto no es posible  y se fueron a tratar de entender el cuento de un banano presidente.

A mí me pareció que todavía había mucho que aprender y me quedé en Bogotá.

Y, resulta que sí.  Que es posible.

Me contaron que la gestión de Uribe como presidente en su primer mandato recibe, casi unánimemente, calificaciones excepcionales.  Casi unánime porque algunos mamertos que no aceptan modelo diferente al desastre populista de los modelos de izquierda basados en “equidad en la miseria”, obviamente difieren de la opinión de la mayoría.

Pero desde la reelección para adelante, la cosa parece haber ido cuesta abajo.

Aun así, el tipo terminó su segundo mandato, que muchos califican como funesto, con una muy alta aprobación.  El yo marciano empieza a creer que las malas calificaciones de Uribe II vienen más de la academia,  de los medios y de las cortes con quienes Uribe no tuvo buenas relaciones.

Hechos.  Uribe implantó un modelo de gestión basado en su enorme capacidad de trabajo.  El presidente estaba en todo, se las sabía todas y todo lo resolvía.  A punta de consejos comunitarios, todos los sábados, transmitidos por la cadena de televisión oficial, y que la gente seguía como si se tratase de una telenovela, el presidente Uribe gobernaba, ordenaba, regañaba, mostraba un profundo conocimiento de la realidad local y nacional.  Nació así el presidente súper héroe, “mister president”.  Entre 2002 y 2006, no hubo indicador que no mejorara, salvo lo que tenía que ver con equidad.  Un gobierno de derecha, que promovía que la única forma de prosperidad era con seguridad e inversión.

Surgió el culto de la personalidad, cuidadosamente alimentado por conceptos ya desarrollados por Goebbels en los años del Nacional Socialismo Alemán.  El guardián de la imagen del presidente, José Obdulio Gaviria.  Uribe redentor.

Me contaron que un año después de asumir el poder, intentaron meter la reelección por la vía de un referendo que fracasó estruendosamente.  Comenzó entonces el plan B, reforma constitucional por la vía legislativa mediante la presentación de un Acto Legislativo.

UribeTodo el año de 2006 transcurrió con el Congreso estudiando la re-elección y “mister president” gobernando con mano firme y encima de todo y de todos.  Me han relatado que se levantaba a las tres de la mañana a llamar por teléfono a los puestos de policía, a cuyos comandantes trataba por sus nombres de pila, a preguntar por asuntos de orden público o de pequeña criminalidad, “oiga teniente Fernando, que le robaron una mula a don Jeremías en la vereda de tres quebradas, a ver si se la encontramos oyó”.  Yo voy por allá este fin de semana y me cuenta en el consejo comunitario.    Increíble pero cierto.

Y la re-elección del Uribe súper-héroe, el redentor casi se cae en diciembre de 2006.  “Yidis salve Usted la patria del naufragio”, relata una oscura parlamentaria que le imploró Uribe arrodillado en el baño de su despacho.  El yo marciano no sabía que los presidentes se arrodillaban a implorar, y tenía entendido que los terrícolas, en el baño, si acaso se sientan.

La re-elección salió adelante pero manchada.  En 2008 Uribe se hizo re elegir con abrumadora mayoría.  Y empezó el todo vale.  Era el redentor y sus cercanos colaboradores, los apóstoles de la patria.

La seguridad democrática pasó de ser una estrategia para enfrentar a los narco terroristas a convertirse en una doctrina de Estado.  Los enemigos de la nueva doctrina del Estado pasaron de ser detractores del Gobierno a ser “narco terroristas” o a estar al servicio del “narco terrorismo”.  Pedir la declaración de renta de los hijos del presidente redentor fue considerado un ataque a la seguridad democrática y el periodista en cuestión se convirtió en enemigo de las instituciones y por ende en legítimo objetivo de las fuerzas del orden y  la seguridad.  Los detractores del Gobierno se volvieron enemigos del Estado había que investigarlos, escucharlos, “chuzarlos” sin que mediase orden judicial, la seguridad del Estado de ello dependía.  La crítica al régimen atentaba con la seguridad democrática.

Aparecieron los falsos positivos, las falsas desmovilizaciones, los falsos programas de subsidios agropecuarios.

Pese a todo, el presidente impulsó la candidatura de su ministro de defensa y lo llevó a la presidencia, el elegido era otro pero su candidatura no prosperó.

Todo eso me lo cuentan y mi yo marciano empieza a ver estrellitas.

El sucesor cambió a partitura, el presidente redentor se molestó, luego se enfureció y luego decidió poner toda su fuerza política al servicio de la salvación de la Seguridad Democrática, ahora convertida en doctrina y plataforma de oposición.

Mientras, sus enemigos iban montando una desalmada persecución.  Tres exministros condenados, los dos secretarios generales de la presidencia condenados y encarcelados, las investigaciones continúan.

Mi yo marciano ahora si no se la puede creer.

A tratar de entender.

En Marte nos enseñaron que la mejor manera de entender es preguntando.

¿Cómo fue el cuento que tiene presos a dos exministros y a un señor con pinta de bonachón y con fama de ser una muy buena persona y sobre todo muy decente?  Pues resulta que hicieron lo que todos los gobernantes  hacen para obtener el apoyo de los congresistas.  ¿Entonces, porqué los condenaron? Porque los cogieron con las manos en la masa.   ¿Quién los condenó? Unos magistrados que hacen lo mismo que ellos, piden puestos y ofrecen puestos, solo que a los magistrados no los han cogido, y si los cogen no importa porque a ellos no hay quien los juzgue.

¿Y lo de las chuzadas?  Eso sí fue como feo porque los apóstoles del redentor resolvieron que periodistas, congresistas de oposición y magistrados que cuestionaban, eran los enemigos de la seguridad democrática y por ende del Estado y por lo tanto debían ser investigados y perseguidos por el aparato de seguridad.  Había que saber que decían, con quien hablaban y buscar formas para desprestigiarlos.  El redentor y sus  apóstoles siguen pensando que eso era lo que había que hacer, y que la razón de Estado estaba por encima de la ley y la violaron.

¿Y lo del ministro condenado, escapado y exiliado?  Ese pobre lo que hizo fue creérselas.  Creyó que era el sucesor ungido, fue soberbio.  Cometió errores gerenciales de principiante.  Y los magistrados que cuando hacen trampa saben cómo hacerla, se la cobraron toda.  Convirtieron graves faltas administrativas en delito.  Le aplicaron una sentencia desmedida.  Persecución obvia.

Tiene seis altos funcionarios condenados en Colombia, su jefe de seguridad preso en los Estados Unidos por venderle información a los narcos, su consejero de paz y uno de sus más devotos apóstoles, escapado y según parece exilado en Canadá.

Después de ocho años de gobierno Álvaro Uribe tiene mucho que mostrar, bueno, malo y feo.

Pero por encima de todo, y eso es lo que mi yo marciano no entiende, tiene la más alta popularidad entre todos las figuras púbicas de ese loco país llamado Colombia.