Santos_2De la Habana viene un barco cargado de ilusiones.

Pero también de buenas noticias, de hechos concretos y de dudas normales.

rp_JMU-200x150.pngAyer a las once en punto de la mañana, como si se tratara de la transmisión de uno de mis eventos deportivos favoritos o de una de mis adorabas películas viejas, como Love Actually o The Good the Bad and the Ugly, me senté en el sillón que heredé de mi papá a mirar la transmisión del evento de la firma de los acuerdos definitivos, no finales, que lograron los negociadores en La Habana.

Cuando tocaron el himno de Colombia en ese recinto lleno de gente vestida de blanco, me emocioné, mucho, con lágrima y todo.

Cuando reconocí al maduro ahí sentado se me pasó, ese tirano no tenía nada que hacer ahí. Había que invitarlo por lo que significó Chávez para el arranque del proceso, pero si el tiranillo ese tuviese cinco centavos de sentido de la dignidad no hubiera asistido a un acto de Paz cuando él está lanzando a su país inexorablemente a una guerra civil.

Me recompuse, pensando, ni ese lunar le puede quitar la importancia a este acto.

Vino la lectura del comunicado conjunto y quedé como sentado en un charco, anonadado.

Ah carajo, me dije, entonces si van a destruir las armas. Cáspita, se comprometen a no volver a delinquir. Miércoles, aceptaron el plebiscito.

El primer punto del comunicado conjunto, el que describe las condiciones para el cese al fuego, la desmovilización y la entrega de las armas, es de un detalle asombroso. Claro que si uno quiere dárselas de café con leche puede empezar a preguntar nimiedades, por ejemplo, que ¿qué pasa si a un poblador de una vereda no le parece que allá lleguen unos excombatientes a quedarse seis meses mientras se desmovilizan? O peor aún ¿qué pasa si al tipo de la ONU le roban la llave del contenedor y las armas acaban en manos de los Urabeños? No joodda.

Y así.

Ya me dijeron vendido porque se me ocurrió escribir hace dos días que me gustaba el anuncio.

Ahora me van a quitar el saludo porque a mi parece que los que nos contaron ayer es un buen acuerdo. No es el mejor, no es perfecto. Lo mejor es a veces enemigo de lo bueno.

Sigo pensando que el proceso ha tenido lunares que pueden dar al trasto con algunas de nuestras ilusiones.

Por ejemplo, me parece que el plebiscito con todo y lo importante que es que las FARC lo hayan aceptado tiene un profundo vicio antidemocrático, pues le bajaron el umbral.

Me da cierta tristeza que Santos que tanto admira Tony Blair y a la democracia británica no haya aprendido de David Cameron que, al convocar al constituyente primario, el pueblo, hay que ser valiente, y no tratar de jugar con las caras marcadas. A Cameron le fue como a los perros en misa con “my referendum” como llamaba el referendo que resultó en el “brexit” que tiene a occidente patas arriba, pero hay que reconocerle su actitud de demócrata, se la jugó, perdió y renunció.

Yo creo que Santos se la ha podido jugar por los acuerdos que nos presentaron ayer. Yo creo que no necesitaba amenazar con la guerra urbana y con los impuestos para promover el sí.

No creo que la guerra se haya acabado ayer. No pienso que como decía el maestro Echandía, se pueda salir a pescar esta noche. Si creo que para Timochenko que está más panzón que yo, que es mucho decir, ayer fue el último día de la guerra, porque ese tipo como está no se puede devolver pal monte.

Creo como Santos que ayer se firmó un acuerdo que es el fin de las FARC EP como ejército irregular.

Creo en fin de fines que Colombia está hoy mejor que cualquier día de los últimos 52 años. Ojalá mañana estemos mejor que hoy y que en un año, pescando de noche, podamos decir que estamos en paz y mucho, mucho mejor.

No ayudan en esa ilusión las posturas mezquinas de muchos detractores. Tampoco el querer tapar el sol con las manos de los áulicos de la paz. Son tan peligrosos los falsos temores como las falsas expectativas.

No podía creer el discurso de un ex general de la fuerza aérea que decía ayer en RCN que no le podemos creer a los acuerdos firmados porque ahí estaba Raúl Castro que bajó con escapularios y crucifijos de monte para engañar a los cubanos e imponer el comunismo. De nuevo no jooodddaaaa

No creo que la paz esté herida porque los castigos que van a recibir los guerrilleros y comandantes que cometieron delitos de lesa humanidad no sean del gusto de mister president Uribe. No he visto en ninguna parte ninguna frase que me haga pensar que la famosa plata de las FARC no va a ser devuelta o recuperada por el Estado.

No me parece sano que un funcionario del Estado como el procurador promueva formas de saboteo a los acuerdos al proponer que los acaldes lleven a consulta púbica las zonas especiales.

Quedan dudas.

Para mí lo más peligroso, lo que más me hace dudar es que para construir la paz necesitamos unas instituciones sólidas, libres de corrupción y una justicia transparente y eficiente. Mal augurio que los congresistas no quieran rendir cuentas y que la Corte Suprema no sea capaz de escoger un fiscal y acabar con la interinidad y la corrupción en la fiscalía.