Los titulares nos muestran un país que se desangra.Juan-Manuel-2

Vemos con horror las desgarradoras imágenes de niños muertos, al parecer por el ataque químico.

Las ciudades en escombros y un millón de refugiados.

Ese paisaje ha producido en mí una epifanía que muestra con cristalina claridad que el conflicto interno en Colombia no es ni tan complicado ni se encuentra al centro de una geopolítica codiciosa como la guerra civil de Siria que está produciendo una monstruosa crisis humanitaria ante la impotencia del mundo.

No es un país joven. La historia de Siria se remonta a los años 3,000 antes de nuestra era. Fue dominada por todos los pueblos que antecedieron la “cultura de occidente” que nace con Grecia y Roma. Fue ocupada por los sumerios, los egipcios, los hititas, los asirios y los babilonios. Egipcios e hititas dieron grandes batallas para su control en los tiempos de Ramsés II.

Saint_PaulHizo parte del imperio de Alejandro Magno y luego fue conquistada por Pompeyo e hizo parte del imperio Romano (¿recuerdan un tal Saúl de Tarso camino a Damasco que llega ser el máximo organizador de la Iglesia cristiana?), hasta que la conquistaron hacia el año seiscientos de nuestra era los árabes musulmanes.

Por ahí pasaron los mongoles de Ghengis Kan.

Fue controlada por Tamerlán, por los mamelucos.

Por ahí pasaron las cruzadas.  Finalmente pasó a ser parte del imperio otomano que controló Siria desde 1516 hasta 1920.

En 1920 Siria es ocupada por los franceses.  Un intento de independencia instala al rey Faisal I en Siria, es obligado a huir por los franceses y se instala en Irak. Siria es entonces dominada por los franceses hasta 1936.

Siria participó siempre, desde 1948, en todas las guerras árabe-israelíes.

Por un corto tiempo se fusionó con Egipto y crearon la República Árabe Unida, pero la prominencia del El Cairo de Nasser  llevó a la separación.  Desde 1967 se disputa los Altos de Golán con Israel. Desde 1970 está bajo el mando de los al-Hassad, primero Hafez y hoy en día Bashar su hijo.

Durante la guerra fría Siria fue aliado de los soviéticos.

Participó en la guerra civil de El Líbano, e invadió parte de su territorio.

En resumen Siria no lleva sino cincuenta siglos siendo parte de la geopolítica de esa zona del mediterráneo que une a Europa con oriente.  Zona que por su ubicación estratégica y por los recursos naturales no renovables que allí yacen es y ha sido apetecida por cuanto imperio los humanos han creado.

Llega la primavera árabe y aparece una disidencia en Siria, cansada del régimen dictatorial de los al-Assad. Se forma un movimiento rebelde, apoyado por los enemigos que al-Assad tiene en el mundo árabe. Los rebeldes toman fuerza, se arma la “grossatota bronca” como diría Quino.

Se acumulan muertos, bombardeos, historias de torturas y de masacres.  La comunidad internacional empieza a ver con malos ojos esa crisis.  Se insiste en que hay que hace algo.  Nadie hace nada.

Siria es especialmente apetecida por los Shi-ítas de Irán y los Sunitas de Irak.

Rusia, desde los tiempos de Pedro el Grande y la conquista del Mar de Azov de manos de los turcos, siempre quiso tener influencia en el mediterráneo.

Putin no es diferente. Apoya, arma y protege en el Consejo de Seguridad al régimen de Bashar al-Assad.

Los europeos, eternos colonialistas, siempre han considerado el medio oriente como su jardín trasero.

A los gringos, el medio oriente les valía por el petróleo, hoy en día la seguridad de Israel se ha convertido en un asunto de seguridad nacional para los Estados Unidos. Recientemente Siria se ha vuelto un asunto de política interna en los Estados Unidos, los rivales de Obama han resuelto convertir a Siria en caballito de batalla en sus críticas a la política exterior del Gobierno.

Para los demás países árabes, Siria es una nación poderosa que conviene tener de aliada.  Para sus vecinos, Líbano, Turquía, Jordania e Irak, la actual guerra civil genera refugiados y un alto riesgo de desbordarse. Por ahí se infiltra Al Qaeda en el movimiento rebelde.

Para las ONGs, los medios, y las gentes de buena voluntad las masacres, que desde 2010, vienen ocurriendo en Siria son inaceptables, fuente de indignación.

En fin a todo mundo le importa la guerra civil en Siria, pero a casi nadie le importan los sirios, su dolor, sus refugiados, su niños y niñas muertos, masacrados.

Tal vez como táctica dilatoria, tal vez con la esperanza que nunca sucediera, Obama y sus aliados comienzan en 2011 a advertirle a al-Aassad que no tolerarán el uso de armas de destrucción masiva.  Se acumulan sospechas y acusaciones, hasta que aparece evidencia de uso de armas químicas en un suburbio de Damasco.  Inmediatamente todos culpan al régimen de al–Assad.  Bueno, no todos, los rusos ponen en duda la evidencia y el motivo.  Sostiene Vladimir, mucho más sagaz que Obama, que no se entiende la razón por la cual al-Assad recurra a las armas químicas cuando estaba recuperando la ventaja militar sin usarlas.

Se ha pasado la línea roja.  Es hora de intervenir. ¿Cómo? Ni idea.

Alemania mira para otro lado. Francia, como siempre, se indigna y llama a la acción inmediata en un primer impulso, luego frena y reflexiona, en una de estas se mama. Los británicos en un proceso que honra su democracia, tras un debate de ocho horas en la cámara de los comunes en el que más pesan la sombra de Irak y las mentiras de Tony Blair, le propinan una inusual derrota al gobierno conservador y no autorizan la intervención militar.

Obama que ha desplegado una operación militar para encabezar una intervención que esperaba contar con el apoyo de sus aliados ingleses y franceses, por lo menos, duda, trastabila y se desmonta por las orejas diciendo que va a someter la intervención militar a la aprobación del congreso, lo que no es usual en el modelo gringo. Las guerras las inician los presidentes e informan al congreso.

Analistas le recuerdan a Obama que al intervenir corre el riesgo de acabar fortaleciendo a su archi- enemigo Al Qaeda cuyos cuadros juegan importantes roles en la oposición a al-Assad y en la organización de las milicias rebeldes. Los fracasos de Irak y de Afganistán rondan el pensamiento de Obama.

Así las cosas, en Siria se siguen masacrando.

Bashar al-Assad aparece cada vez más cínico y más desafiante.  Igual a Sadam Hussein y a Mohamar Kadafi, entre más acorralados, más asesinos y más peligrosos.

La posible intervención gringa ha quedado aplazada hasta después del 9 de septiembre. En un caos de filtraciones sin precedentes se conocen hasta los más mínimos de talles de la tal intervención.  Y nadie entiende como es el cuento.  Nadie sabe cuál es el propósito, ¿derrocar a al-Assad? ¿Castigarlo? ¿Ocupar le territorio sirio? ¿Arriesgarse a otro Iraq?

Mi requesón: Pienso que el origen de la guerra civil siria está en ancestrales sectarismos no resueltos. Pienso que la presencia y la influencia de los intereses de otros estados atiza los sectarismos. Pienso que la sevicia de los combatientes, el Gobierno y los Rebeldes, nos pone a desear la intervención, aún a sabiendas que una intervención no solucionará gran cosa.

Pienso, en fin, que los colombianos tenemos la suerte de poder todavía resolver nuestro conflicto sin que se nos metan los países amigos. Que lo peor que nos puede pasar es que intervenga el maduro.

Otra razón para hacer la paz.

Imagen 1: La conversión de San Pablo Jean Fouquet (1420–1480), Wikipedia

Imagen 2: La conversión de San Pablo,Luca Giordano (1632–1705), Wikipedia

800px-La_conversion_de_Saint_Paul_Giordano_Nancy_3018-1