El culebreoAcérquensen, la señora, el joven, el caballero, la señorita, la demostración que les va a cambiar la vida.  Les tengo productos naturales, de las sabidurías de los druidas y los curanderos.  No se vayan, se les tiene la raíz de guriguri que les quita el ver veri, la planta de la selva, la hoja de carajote, para la impotencia.  Vengan y miren, esta es la oportunidad para la cura de todos los males.  Arrímese señorita, le unto al ungüento de sudor de zopilote para curarle el acné.

Ese discurso, lo oímos en las plazas de mercado de los pueblos, especialmente de la zona andina en Colombia, pero también en árabe, en la medina de Marrakech en donde si tienen culebra.

Son los culebreros.

Juan Manuel UrrutiaPero están en las plazas.  No tienen más credenciales que una verba incansable y florida.  Los “educados” los miramos con recelo y nos producen lástima las ignorantes e incautas víctimas de sus hechizos.

Pero ha aparecido una nueva especie, los ciberculebreros del coronavirus.  Exhiben sus pichidis de prestigiosas universidades, presentan gráficas con cifras falsas o manipuladas, y ofrecen toda clase de explicaciones chimbas sobre las preguntas que surgen ante semejante caos de información.

Pululan en guasap, en tuiter y en feisbuc.  Sus charlas, conferencias, gráficas teorizan sobre todos los aspectos de la pandemia.

Los más culebreros de los ciberculebreros sostienen, por ejemplo, que han tenido acceso a un estudio que demuestra que una inyección de Lysol de 22.3 mm disuelto en un litro de agua si cura el coronavirus.  O que para curarse hay que colocar al paciente en una posición de yoga que se llama “la vaca que mira al cielo”.  O que licuando tres limones, tres aspirinas y un diente de ajo se hace una poción que cura al más enfermo.

Pero hay otros culebreros, oportunistas, sabios expertos en epidemiología, virología, y toda clase de gías.

Unos nos explican la importancia de la cuarentena para evitar contagios masivos.  Otros nos explican que la cuarentena no va a evitar contagios masivos, sino que los va a aplazar hasta que los sistemas de salud estén listos.  Pero otros no dicen que los sistemas de salud no van a estar listos nunca y que nos iría mejor saliendo de la cuarentena y dejando que se contagien los que se han de contagiar.

Hay culebreros de las vacunas que dicen que las vacunas van a estar listas este año y otros que dicen que estarán listas el dos años.  Me ha extrañado que el culebrero mayor de las vacunas no haya anunciado que ya tiene lista una vacuna contra el Covid-19 basada en la vacuna que inventó contra el paludismo y en la misma lógica de la hidrocloroquiina.

¿Adivinaron?  Bingo el gran Manuel Elkin, sabio colombiano por excelencia.

Hay culebreros que nos explican las cifras, que nos dicen que lo importante es el número de muertes por millón de habitantes o el promedio semi móvil desestacionalizado de la edad promedio de la familia de los nuevos contagiados.

Y nosotros actuando como rebaño, los leemos a todos, los retuiteamos o los reenviamos o los compartimos a todos y a todos les damos laic.

Mucho se ha hablado que a falta de vacuna hay que lograr la inmunidad de la manada, creo que con los ciberculebreros del Covid.19 estamos logrando la inmunidad de la manada, pero a la inteligencia, a la seriedad.

Nos hemos vuelto inmunes a la máxima socrática, “yo solo sé que nada sé”.