La derecha colombiana acuñó el mote de “castro-chavismo” que define muy bien el desastre venezolano.
Pero de ahí a aplicarle ese nombre a otros regímenes progresistas o de izquierda es un terrible error.
En los últimos quince años subieron al poder en Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Nicaragua y Venezuela líderes que representan el llamado socialismo del siglo XXI.
En Argentina se cayeron los Kichner envueltos en toda clase de escándalos.
Venezuela se acerca cada vez más a la guerra civil en medio de un caos económico de proporciones inimaginables, la gente se está muriendo de hambre.
Para rematar el extremadamente corrupto parlamento brasileño le montó un juicio político a Dilma Roussef la sucesora del muy exitoso Lula.
Además:
En Bolivia al eternalización de Evo Morales sucumbió estruendosamente.
En Ecuador Correa supera difícilmente los aprietos causados por la caída de los mercados de los commodities.
Nicaragua está sumida en un régimen autoritario. Cuyos resultados desconocemos.
El facilismo de meter a todos estos regímenes en la misma categoría de “castro-chavistas” lo único que hace es limitar nuestra capacidad de analizar y entender las causas objetivas del fracaso de cada uno.
Lo de Venezuela es sencillo, la estupidez de Maduro y la extensa corrupción encabezada por Cabello y sus cómplices ya tiene a Venezuela al borde del colapso total. Ese es el castro chavismo. Esa revolución “bolivariana” acabó con el país. Pero no porque el modelo socialista sea pernicioso por sí mismo sino porque Chávez y luego Maduro basaron su apoyo en una caterva de rateros.
En Argentina la incapacidad de Cristina dio al traste con la economía y le democracia le cobró la cuenta. Se destapó la olla. Y apesta. Argentina trata de levantarse.
Lo de Brasil es diferente. Lula y luego Dilma aprovecharon la bonanza generada por años de crecimiento económico producto del “milagro” y lograron muy notorios resultados en disminución de la pobreza y la inequidad. Desde hace dos años se destorció el milagro y Brasil ha sufrido una crisis económica compleja. Se suman los escándalos de corrupción en Petrobras, en Odebrecht y en uno que otro banco. La clase política brasileña esta untada hasta la médula. A Lula lo tienen enredado en el caso de Petrobras.
En medio de esta crisis, la clase media brasileña lleva meses protestando en las calles pues los agobian los impuestos y los castiga la recesión. Y ven como se malgastan los recursos del Estado y los políticos se roban lo que queda.
El PMDB , el partido de Tancredo Neves y de Fernando Henrique Cardozo, encabezado por Michel Temer, se retiró de la coalición parlamentaria que había formado el PT, el partido de Lula y de Dilma.
Al perder las mayorías Dilma quedó vulnerable y Temer encabezó el proceso para el “impeachment” qué no está basado en una acusación de corrupción sino de un problema fiscal. La acusan de haber “maquillado” las cuentas del déficit fiscal.
Es ilusorio y bastante infantil decir que la caída de Dilma tiene algo que ver con el fracaso del Castro Chavismo. Ni Castro ni Chávez tienen nada que ver con nada de lo que ha pasado en Brasil, ni con los éxitos de programas como el de Bolsa-Escola, ni con los escándalos ya mencionados.
A Dilma la sacaron en un proceso político que tiene mucho más de oportunismo que de diferencias de modelos.
Así que como decía el genio de los refranes cambiados, a César lo que del César y Adiós que te vaya bien.
Chávez, con el apoyo de Castro, y su heredero el maduro aniquilaron la economía venezolana por bestias y por permisivos con la corrupción.
A Dilma le montan un proceso oportunista capitalizando el descontento de la clase media brasileña alimentado por los grandes medios como la Red Globo.
La señora Kishner es de lo peor que le puede haber pasado a Argentina y esa sí gozó del apoyo directo de Chávez que le mandó unas maleticas con dólares de esos que andaba dilapidando por ahí.
La Paz en Colombia:
Recomiendo la lectura del artículo publicado por Jineth Prieto, en La Silla Vacía, donde relata la horrible situación del Catatumbo. Eso es lo que pasa cuando uno cree que la paz es ponerse un pájaro en la solapa y se le olvida gobernar.
http://lasillavacia.com/historia/en-el-catatumbo-la-paz-es-pura-propaganda-55772
