Juan-Manuel-26-300x270Bashar al-Hassad aparece cada vez más cínico y más desafiante.

Eso lo escribí el 2 de septiembre de 2013, hace más de cuatro meses, cuando se confirmó que ante la negativa del parlamento británico y del Gobierno alemán, sumada a la tibia, siempre tibia, posición de Francia, los Estados Unidos se quedaban sin aliados para su propuesta y sobre todo prometida intervención en Siria.

Recordemos, los mismos norteamericanos y los británicos habían anunciado con pompa y circunstancia que si Bashar cruzaba la línea roja de la utilización de armas químicas, intervenían.

Pos no, la cruzó, la siguió cruzando y nada.

En esa ocasión los rusos le tendieron una mano salvadora a Siria y salvadora de cara a Obama.

Ayer se inició, en Montreux, Suiza, una cumbre, otra cumbre.

Con la participación de más de treinta países, la comunidad internacional va a tratar de resolver el baño de sangre en que el tirano al-Hassad ha sumido a su país.

Durante dos días los líderes de esos países le van a decir a los sirios que es lo que tienen que hacer. Pregunto ¿y si no lo hacen qué?

En las primeras intervenciones, el representante del Gobierno sirio habló duro y fue agresivo, el secretario de Estado Kerry le cerró las puerta a la posibilidad de un acuerdo que incluya a al-Hassad en la transición lo que de partida pone al tirano en una posición de intransigencia, o se va o se va, pregunto y si no se va  ¿qué?

Lo único significativo de las primeras intervenciones es la frase de Ahmad Jarba el líder de la Coalición Nacional, la oposición siria, “para los sirios, el tiempo es sangre”.

Si sangre derramada.

No veo bien cuál ha de ser la utilidad de los discursos de países como Brasil, Indonesia o Suráfrica.

Afortunadamente nuestra internacionalista de cabecera, Noemí tan bonita y tan elegante, no se enteró porque hubiera dicho que la presencia de Colombia era fundamental, no va y sea que los sirios resolvieran apoyar el canal de los chinos en Nicaragua, o una babosada de esas.

Me preocupa que en últimas hayan excluido a Irán de la cumbre esa.

Me aterra que tras tres años de guerra civil, más de cien mil muertos y más de nueve millones de desplazados, la comunidad internacional organice dos días de discursos de 30 países, de los cuales la mayoría no cuentan para casi nada.

Digamos la verdad. En el conflicto Sirio se juegan muchas más cartas que la salida del tirano.

Los chinos, los rusos y sobre todo Irán tienen estrechos lazos con el régimen de al-Hassad y no querrán perder su influencia.

A Israel no le debe gustar nadita la presencia de grupos simpatizantes de Al Qaeda entre los rebeldes.

A Irán lo excluyeron de la cumbre a última hora.

Los países árabes de influencia sunita, como Arabia Saudita y los emiratos apoyan a los rebeldes pero no gustan de la presencia de los jihadistas simpatizantes de Al Qaeda

Para Estados Unidos el tema se ha vuelto más enredado que un quintal de alambre de púas.

Su férrea defensa de los derechos humanos los hace enemigos del tirano.

De hecho Kerry en su intervención lo dejó muy claro no hay caso que los norteamericanos acepten un régimen de transición que incluya a al-Hassad.   P

ero no pueden apoyar abiertamente a  una coalición rebelde que incluya jihadistas simpatizantes de Al Qaeda.

Los demás países europeos han dejado de preocuparse por Siria

Se supone que tras dos días de intervenciones de los países invitados, gobierno y oposición se van a encerrar a conversar.

Ojalá de ahí salga algo.

Por ahora me da la impresión que lo que se está cocinando en Montreux es otra de esas reuniones de la comunidad internacional que es como ciertas películas, como Love Actually, un “feel good meeting”, en donde no pasa nada, pero la gente sale sintiéndose chévere.

Al fin y al cabo trataron de ayudar.

Y el tiempo pasa y como la canción llanera, los patitos navegaban en la sangre que corría.

La comunidad internacional me cae gorda.