Odiosa expresión de racismo en España y en varios países europeos en donde las barras de los equipos de fútbol imitan a los monos o les lanzan bananos a los jugadores de otras razas, especialmente a los africanos.
La reacción del jugador del Barcelona Dani Alves, que se comió un banano que le aventó un hincha del Villareal, ha recibido toda clase de elogios. Generó una serie de “selfies” de otros jugadores que se fotografiaron comiendo bananos. La campaña que nació, casi por generación espontánea, en twitter con el #somostodosmacacos ha hecho más en contra del racismo en los estadios que la de la FIFA que dice No al Racismo. El hashtag pudo más que los millones de la FIFA.
En Estados Unidos Donald Sterling, el dueño de los Clippers el “segundo” equipo de basquetbol profesional de Los Ángeles, en un ataque de celos porque su “novia”, una mujer mucho más joven que él, mestiza, subió una foto de ella con el famoso Magic Johnson, se despachó con una diatriba racista que la niña grabó y que de alguna forma fue a dar a un sitio de Internet.
Ahí fue Troya. Hasta el presidente Obama comentó el escándalo. Las estrellas de la NBA, como Le Bron James, los exjugadores como Magic Johnson y Michael Jordan expresaron su molestia e inconformidad. En un programa de televisión Magic que es dueño de un equipo de la NBA, dijo que el señor Sterling no debería seguir de propietario del equipo.
La NBA ha anunciado una investigación exhaustiva, hoy anunciarán las medidas. Todo mundo especula. ¿Multa, suspensión temporal o de por vida?
Hoy juegan los Clippers un partido de las finales, el post season, dela NBA. ¿Qué harán los hinchas?
Por ahora Virgin America, CarMax, State Farm y Kia, los grandes patrocinadores del equipo le han retirado el apoyo.
Miremos más bien lo que ya pasó. Lo que realmente sucedió es que el señor Sterling es muy rico y porque es muy rico, hasta que no se despachó como el ignorante que es, nadie se había dado cuenta de que es un viejo cochino y racista, desde siempre.
Hace algunos años tuvo un enfrentamiento en la corte con Alexandra Castro con quien había compartido una casa. Ella reclamaba haber sido su asistente, él declaró que la relación era de sexo por plata.
En 2006, el periodista Bomani Jones publicaba una historia titulada “El racismo de Sterling debería ser noticia”.
Desde entonces es sabido por todos en el mundo de los deportes que Sterling es un viejo cochino y racista, pero con plata.
Ahora dueños de equipos, ex jugadores y jugadores se rasgan las vestiduras porque de una forma u otra lo que la plata de Sterling compró por años, el silencio generalizado, salió a la luz por una conversación privada que se filtró.
El internet y las redes sociales lograron lo que no habían logrado, por ejemplo, las sanciones por discriminación racial que lo obligaron a pagar una multa multimillonaria por discriminación racial, ni los continuos artículos de los medios que comentaban sobre el racismo del viejo Sterling.
Uno se pregunta ¿cómo es posible que empresas como Virgin America o State Farm hayan patrocinado durante años un equipo de basquetbol cuyo propietario es un reconocido racista?
Por la plata baila el perro. La plata que le permitió a Sterling comprar silencios es posiblemente la razón que lo saque de la NBA de por vida. En efecto sin el apoyo de los patrocinadores los equipos profesionales no son viables.
Estas dos historias denotan que hay más tolerancia hacia el racismo que lo que queremos reconocer.
Gracias a Dios existen las benditas redes sociales que son periodismo sin censuras ni autocensuras, porque un hashtag que se vuelve viral en twitter o una grabación que escuchan millones de personas, exponen nuestra tolerancia y nos hacen reflexionar.
