Golf y reflexionViernes en la mañana. Como cada año, en un viernes de mayo participo en un torneo de golf en beneficio de la Juanfe.

La Juanfe es la Fundación Juan Felipe Gómez Escobar, creada por Catalina Escobar y su esposo, Guillermo Gómez en honor de su hijo Juan Felipe quien perdiera la vida en un accidente en Cartagena de Indias.

Juan Manuel UrrutiaCatalina ha dedicado los últimos quince años, a atender con un maravilloso equipo a niñas cartageneras embarazadas, las reciben, las cuidan, les ayudan con el parto y con la crianza de sus bebés. Las historias de vida que han surgido de más de tres mil casos de adolescentes a quienes la Juanfe ha salvado de una vida de prostitución de drogadicción y de toda clase de vejámenes son interminables.

Afortunadamente en mundo tiene personas como Catalina y quienes la rodean en su magnífica obra. Afortunadamente Catalina además de ser una maravillosa líder, tiene el don y la pasión del convencimiento y se pasea por el mundo logrando apoyos para la Juanfe y reconocimientos internacionales que traen apoyos adicionales.

El torneo de la Juanfe es un torneo de amigos.

Jugamos los amigos de los padres de Catalina y juegan los amigos de Catalina.

Esos torneos son más una ocasión para estar con los amigos que una competencia real. A casi nadie le interesa ganar. Hay más interés por el recorrido del bar móvil que se pasea por el campo que por la calidad de swing o por embocar un putt.

Se juega entre amigos y durante cinco horas está uno expuesto a que cualquier cosa que diga o haga sea usada en contra de uno para montársela.

A mi estrenaron de entradita.

Llegué a la salida en el primer hoyo y había un combo de amigos, ocho o nueve. Que hubo Burundi, fue el saludo, mis amigos ahora me dicen Burundi.

Yo tan pendejo que me la tomo en serio. Entonces contesto, pues hoy volaron un banco en Bujumbura.

Memo, uno de los amigos, no se demoró ni cinco segundos en decir “eso fueron las FARC”.

Carcajada general.

Luego nos miramos todos seriamente y el silencio reflejaba sombríos pensamientos sobre nuestra realidad.

Mis amigos me llaman Burundi porque a raíz de mis recientes aventuras en Bujumbura, durante las que fueron inmensamente solidarios, me maman gallo como forma de seguir expresando su solidaridad.

Ellos saben que lo que está pasando en Burundi me duele, me preocupa y me hacen conocer su apoyo mamándome gallo, que es como se relaciona uno con los amigos de verdad.

A mis amigos no les queda más remedio que hacer chistes y gracejos con el tema de las FARC. Porque el tema no da sino para aplicar la frase de Rubén Blades en su Maestra Vida: “déjenme reír para no llorar porque esta pena me está matando”.

No, no es chistoso.

No es chistoso que en Burundi se sigan matando y que hayan lanzado granadas contra la sede de un banco en el centro de Bujumbura.

No es chistoso que después de tres años de tomarles el pelo a los colombianos, las FARC hayan resuelto que arrecian sus acciones terroristas contra la infraestructura y contra la población porque habiendo masacrado a unos soldados, con tiro de gracia incluido, ahora se vengan a enfurecer porque en una legítima acción de defensa de la seguridad el ejército regular haya dado de baja a una veintena de facinerosos.

No es chistoso que las FARC salgan a decir que los niños por ellos reclutados en violación de todas las normas del derecho internacional humanitario están en sus campamentos en calidad de refugiados y que cuando se les dé la gana los sueltan.

ImagesNo es chistoso que, a punta de caramelo, diciendo que ya que ahora si comenzó la desescalada del conflicto con el plan piloto para levantar las minas, nos traten de decir a los colombianos que el proceso de paz va bien.

No es chistoso que nos cuenten que para fortalecerlo van a mandar a la canciller a que converse con los vacacionistas de La Habana, cuando la canciller debería estar hoy liderando la demanda por la liberación de los presos políticos venezolanos, al lado de gente valiente como el ex presidente Pastrana.

No, nada de lo que está pasando es chistoso.

Lo que pasa es que es tan poco chistoso que no hay más remedio que reír para no llorar.

Requesoncito: Para que rían o lloren mis queridos lectores les cuento que circula, entre gente relativamente seria, un rumor según el cual el gran interés del liderazgo de las FARC en recuperar a Simón Trinidad no tiene nada de humanitario. Dicen que el verdadero “tesoro” de las FARC está en una sofisticada cuenta bancaria cuya única contraseña es el ojo de Trinidad.

¿Cómo les quedó el ojo?